«Tengo dos años para ir calentando motores»

El contrato incluye la participación directa de Pons en el diseño de la actividad artística y en la contratación de directores invitados, parcelas reservadas hasta ahora a la dirección artística. En declaraciones a ABC, Pons dijo haberse asegurado de que tanto la Simfònica liceísta como el Cor del Gran Teatre volverán a complementar su actividad operística con una serie de conciertos, actividades que hace varias temporadas ha prácticamente desaparecido de la oferta liceísta. «Es un requisito indispensable, porque ésta es una herramienta útil para subir la calidad de ambos colectivos».

— ¿Cómo se siente al ser el primer catalán en el que recae esta responsabilidad?

— Se trata de un proyecto muy ilusionante, porque se trata de un gran teatro y es el de mi país y de mi ciudad; hace 16 años que estoy fuera porque primero marché a Granada [fue director de la Orquesta de esa ciudad], después llegué a la OCNE y ahora vuelvo feliz a Barcelona. El proyecto artístico todavía hay que moldearlo, y lo haré en estos dos años que me faltan. Hoy mi proyecto es el de la OCNE, y es al que me debo por contrato durante otras dos temporadas. Aquí llevo ocho años y hemos hecho un trabajo muy importante consiguiendo un instrumento potente que funciona. Los discos que hemos grabado comenzarán a llegar dentro de nada, cuatro de ellos con el sello Deutsche Grammophon y con programas tan variados como Falla, Ravel, Debussy... Hace 15 días terminamos de grabar otro con Patricia Petibon.

— ¿Qué puede decir de su contrato?

— Tengo claro que hay que hacer un buen trabajo y en el contrato me he asegurado de que figuren las herramientas para que esto se pueda hacer. Se trata de un diseño de trabajo que cuente con una orquesta con actividad sinfónica regular. Como decía, es la única manera de subir el nivel; se trata de un trabajo en grupo, con las estructuras y para ello tengo previstas reuniones con los músicos y con el coro. Hay que trabajar en el ámbito humano para conseguir que los colectivos obedezcan a un diseño en equipo en un buen ambiente de trabajo. Tenemos dos años para calentar motores. Como exigencias, he pedido que se constituya una serie sinfónico-coral, decidir en cuanto a directores invitados y participar en las decisiones artísticas: tener un control y un compromiso en todo lo referente a orquesta y coro.

—¿Se han cumplido sus objetivos frente a la OCNE?

— Estamos hablando de un instrumento de grandes proporciones y hemos conseguido pasar de una orquesta encallada en su crecimiento por allí en 1985 a un conjunto moderno y de calidad. Hemos conseguido un acuerdo que define a una orquesta de siglo XXI. Artísticamente la orquesta y el coro han dado un salto importante y se ha definido un proyecto ilusionante para los músicos, quienes incluso están participando en la programación. Hemos mantenido a los abonados y aumentado la venta de entradas... La crisis nos ha afectado sobre todo en el recorte del plan de giras.

— No me ha respondido a la pregunta de cómo se siente al ser el primer catalán al que nombran director musical del Liceu...

— ¡Espero que el hecho de ser catalán (y español) no haya sido la razón por la cual me han contratado, sino porque soy buen músico!