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Entrevista

Manuel Valls: «Reprobar a la Monarquía es crear trincheras y división»

El candidato a la alcaldía de Barcelona reivindica una ciudad «abierta y cosmopolita» frente a la alianza de «populismo e independentismo»

Manuel Valls, fotografiado el lunes en Barcelona ORIOL CAMPUZANO

Àlex Gubern / Anna Cabeza

Candidato a la alcaldía de la ciudad que le vio nacer, Manuel Valls (1962) publica «Barcelona, vuelvo a casa» (Espasa), una suerte de biografía en lo personal y en lo político con la que se presenta ante sus conciudadanos. A Barcelona se le abre un dilema, sostiene Valls, una encrucijada entre la opción europeísta y cosmopolita que él quiere representar, y la alianza del populismo y el independentismo.

–Regresar a Barcelona... una opción política y sobre todo personal.

–Muy personal, sí... Lo explico en el libro: el último Sant Jordi me recordó a años anteriores, los paseos por la ciudad con mis padres y abuelos, las largas temporadas que pasé aquí... Me di cuenta en ese momento que quería cambiar de vida, de horizonte, comenzar otra etapa en mi ciudad. Pase lo que pase me quedaré aquí , y eso me da mucha serenidad.

–Se le cuestiona que venga de fuera.

–Es curioso, son los mismos, Puigdemont y otros, que me alabaron cuando fui elegido primer ministro de Francia. Decían: un catalán, qué éxito... Es muy extraño, se dicen progresistas y son los mismos que le dicen a Inés Arrimadas que se vuelva a Jerez. Barcelona es una ciudad abierta, cosmopolita, y los que dicen eso son una minoría, sí, pero eso entronca con el debate actual, con el auge del populismo, o del racismo, como nos señalan los escritos de Quim Torra o De Gispert... Si eso lo dice la ultraderecha, los acusan de racistas... es lo mismo.

–La deriva independentista de Colau simplifica la campaña.

–Así es. El debate que se plantea es: ¿quiere seguir en manos de Ada Colau y el independentismo? Por separado, o juntos, sería un fracaso absoluto para la ciudad.

–Tras la reprobación a la Monarquía en el pleno municipal, la alcaldesa Colau le reprochó que alguien como usted que se define como republicanismo defendiese al Rey.

–Es una simplificación del debate. Ser republicano es ser democrático, y grandes democracias en Europa tienen monarquía: Gran Bretaña, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Dinamarca… Venezuela, por contra, es una república. Ser republicano no es oponerse a la monarquía, sino a la tiranía y al totalitarismo, y eso pasa por defender los valores de la Constitución de 1978 . Con iniciativas como la del pleno no se construye nada más que trincheras y división.

–Colau reivindica la equidistancia.

–Pues cada vez lo es menos por lo que se ve. Yo no soy equidistante : entiendo que haya gente que busque una tercera vía pero llega un momento en que ya no puede haber equidistancia porque nos jugamos mucho.

–¿Cuál es el legado de Colau?

–El símbolo que quedará de Colau es la ciudad de los narcopisos y del «top manta». El fracaso en la gestión de la seguridad explica muy bien su fracaso ideológico y de gestión. Buscaron enemigos en las empresas, en el turismo, en la cooperación entre lo privado y lo público, en Madrid... Se ha perdido mucho tiempo, y una ciudad como Barcelona, aunque tenga una gran inercia, va para atrás.

–¿Cuál es su propuesta?

–Barcelona debe volver a ser una ciudad abierta, cosmopolita, sin nostalgias... El debate está entre una Barcelona capital europea, o una Barcelona capital de una hipotética república catalana... ¿Qué quiere proyectar la ciudad? ¿Con qué voz quiere hablar al mundo? ¿Con la voz de un exprimer ministro de Francia, francoespañol, nacido aquí, que habla de Europa... o a través de la voz de un radical que usa la ciudad como plataforma de propaganda independentista?

–Usted reivindica el catalanismo. ¿Es eso compatible con Cs o la posibilidad de que el PP se sume a su plataforma?

–El catalanismo forma parte de esta ciudad desde siempre, un catalanismo que pretendía modernizar Cataluña y España, pero que ha perdido esta idea y se ha utilizado para ir no solo contra España sino contra parte de Cataluña. Este proyecto es la ocasión para mucha gente que se siente muy barcelonesa y catalana pero que sabe que el independentismo es un callejón sin salida. Con Cs no hay ningún problema: ellos hacen un sacrificio y se suman a esta plataforma, que no es de partidos, que es lo que permite sumar gente que de otra forma no lo haría.

–Le acusan de ser el candidato de las élites y de las empresas.

–Los mismos que dicen que soy el candidato de las élites son los mismos que no se han ocupado de la gente, gestionando mal la ciudad, hablando solo del monotema, como si el separatismo fuera la solución a todos los problemas. Yo pretendo sumar.

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