Caixaforum cuestiona la posición del espectador ante el arte contemporáneo

La muestra, que se podrá ver hasta el 21 de junio en el CaixaForum de Barcelona, se nutre de piezas procedentes de colecciones de «La Caixa» y el Macba, para ahondar en la interacción humana con el entorno y el contexto histórico y cultural. De este modo, no basta con entrar y plantarse ante una determinada pieza, sino que lo mismo hay que agacharse para arrastrarse por el interior de una instalación y reflexionar «fuera de la mirada institucional», como ocurre con «La trayectoria de la luz en la caverna de Platón», de Mike Kelley, que tratar de no perder la pista de esos objetos cotidianos en permanente movimiento con los que Mona Hatoum recrea el exilio.

«Normalmente las personas nos comportamos de manera muy determinada, y eso trae escondido unos condicionantes culturales y sociales», señala Guijarro, quien ha diseñado una exposición en la que los poemas visuales de Joan Brossa narran historias diferenciadas en función de quién las explique y los movimientos del bailarín Israel Galván convierten su cuerpo en una «zona de trabajo» filmada por Pedro G. Romero.

En un tono más reivindicativo, el vídeo de Andrea Fraser «El pequeño Frank y su carpa», grabado con cámaras ocultas en el Museo Guggenheim de Bilbao, carga contra el lenguaje con el que los museos se dirigen al público con una performance de una mujer que «hackea» el sistema llevando más allá las instrucciones de una audioguía.

En Caixaforum también se exhiben la mesa y sillas de medidas distorsionadas de «Inmensa», pieza de Cildo Meireles que puede verse a miles de kilómetros de su instalación «gemela», en un parque brasileño, para demostrar que la percepción del arte muta en función del entorno.

A vueltas con esa idea de Dónde estamos. Dónde podríamos estar«, Martin Kippenberger y Robert Gober denuncian con «Quiéreme y abandóname y déjame estar solo» conceptos de la historia del arte contemporáneo como la autoría de las obra, mientras que la fotógrafa Cindy Sherman actúa como una «mujer disfrazada de mujer» para subvertir el sistema utilizando su propio cuerpo, a la vez que genera una sensación de «inquietud» con una escena de significado «no cerrado», según la comisaria de la muestra.

Por otra parte, el cortometraje «Spinario», de Alex Reynolds, habla sobre el azar y la improvisación mostrando a una actriz que participa en un rodaje sin tener toda la información sobre lo que tiene que interpretar.