«No tememos que los presos nos contagien, sino contagiarles»

El mayor riesgo de contagio del COVID-19 no está dentro de los muros del centro penitenciario sino fuera. Una vez suspendidos, como medida de prevención, los vis-a-vis y las visitas de los familiares a los locutorios de las cárceles, una de las vías de transmisión más delicadas será a través de los trabajadores , que entran y salen de la prisión. «No tememos que los presos nos contagien, sino contagiarles», explicaba Albert Gómez, portavoz del sindicato CSIF, en una conversación con este diario. El riesgo también existe respecto a los internos que recientemente estuvieron fuera de la prisión disfrutando de permisos, antes de que se hubieran prohibido por prevención.

En Cataluña, por ejemplo, se detectó un caso de coronavirus en la cárcel de Brians 2 . Este interno se recupera en un centro hospitalario de Terrassa mientras un centenar de presos de su módulo siguen aislados por prevención, según fuentes penitenciarias.

Los trabajadores de los centros penitenciarios lamentan la «improvisación» de las administraciones públicas y su la tardanza al proveerlos de los equipos necesarios (guantes, mascarillas, etc.) para prevenir los contagios. Las críticas se dirigen tanto hacia la Consejería de Justicia, que en Cataluña tiene la competencia en materia penitenciaria, como haciael Ministerio de Interior, responsable de las prisiones en el resto de España. En ambos casos sienten que les han dejado «vendidos», según explican desde la asociación de trabajadores de prisiones «Tu abandono me puede matar».

La consejera de Justicia, Ester Capella, envió ayer una carta al personal de las cárceles catalanas reconociéndoles su trabajo en «un momento de enorme dificultad». También anunció el envío a las cárceles de máscaras «para protegerse del contacto directo con los internos». Buena parte de los funcionarios consideran que las medidas tomadas son insuficientes . Casi todos creen que llegan tarde.