Caso 'Macedonia': un testigo protegido, un croquis y un opositor al Cuerpo de Mossos

Charly habría sido uno de los implicados en dicha operación, y quien, posteriormente, habría facilitado información a los agentes sobre el entramado del caso 'Macedonia'. Unos datos que cristalizaron en un croquis que obra en la causa, y que define la supuesta jerarquía del grupo de narcos . A la cabeza, tal y como indica la Fiscalía, estaría Manuel Gutiérrez Carbajo, a su vez confidente policial, y para quien el Ministerio público pide 11 años de cárcel por delitos contra la salud pública y pertenencia a organización criminal.

Su letrado, Samuel Pérez, ha intentado que dos policías aportasen más información sobre el asunto, pero ambos, que han declarado en calidad de testigos, han apuntado que será una inspectora, la que entonces dirigió la investigación que derivó en la operación 'Motero', quien deberá aclarar sus dudas, cuando comparezca ante la Audiencia de Barcelona. Uno de ellos, entonces jefe de la comisaría del CNP en Sabadell, sí ha indicado que no llevaron a cabo una labor de «captación» del ahora testigo protegido, sino que este declaró directamente en el juzgado.

Entre los 17 imputados por el caso 'Macedonia' hay un solo uniformado. Es Josep R., subinspector de los Mossos d'Esquadra , para quien la fiscal Ana Gil también pide 11 años de cárcel, al considerar que colaboró con la trama de narcos, facilitándoles información y ayuda, a cambio de «retribuciones regulares de dinero procedente del tráfico de drogas que se le entregaban en efectivo».

El abogado del policía, José María Fuster Fabra, alega que las conversaciones intervenidas por la División Asuntos Internos (DAI), donde se escucha al subinspector hablar con algunos investigados, se debían a que eran confidentes del mismo , que en 2010 ejercía como número dos de la comisaría de Vilanova i la Geltrú. Es más, durante la segunda sesión del juicio, el letrado acusó a la DAI de transcribir solo aquellas conversaciones que parecían implicar a su cliente, y no así las que demostrarían su inocencia.

Uno de los momentos claves se centra en una reunión que el mosso mantuvo en el restaurante La Parrilla de Vilanova con otros dos imputados , acusados de tráfico de drogas. Estando allí, todos ellos detectaron la presencia de dos furgonetas, en aparente labor de vigilancia. Al día siguiente, el policía comprobó las placas de las matrículas y corroboró que pertenecían al CNP.

Tras ello, el investigado dio cuenta a sus mandos de que se había reunido con confidentes , lo que para la fiscal supone una prueba de su colaboración con el entramado criminal, ya que solo al verse descubierto decidió hablar con sus superiores para buscar una suerte de coartada. Además, tal y como consta en el escrito de acusación, no habría sido la única gestión que Josep R. hizo por los investigados.

Y es que uno de ellos, Alejandro S. pretendía ingresar en la policía catalana , y por ello, los presuntos narcos solicitaron al subinspector que intercediese por éste para garantizar que superara con éxito las pruebas de acceso. Los pormenores del encargo también quedaron regidos en las escuchas: «He hecho ya dos gestiones, bueno, lo que puedo», dice el mosso a Marco Antonio C.

El propio aspirante transmitió a Marco Antonio al salir de la entrevista que no lo habían «presionado nada», a lo que el interlocutor respondió: «¿Puedes saber por lo que es, no? (...) lo más lógico es que de cabeza para dentro». Finalmente suspendió y no ingresó en el Cuerpo.