Guerra generacional

Piketty limita ese maná a la adquisición de vivienda o a la creación de una empresa, extremo harto improbable al entrañar la propia propuesta un factor que desincentiva la creación de riqueza. El fin de la esclavitud y del colonialismo, paso crucial en el largo camino hacia la igualdad que defiende en su libro el economista francés, trajo consigo conflictos y luchas, liberaciones e injusticias, como, por ejemplo, las compensaciones económicas pagadas a los propietarios de esclavos (no a los esclavos), un episodio poco conocido pero esencial que sigue planeando hoy la cuestión de las reparaciones. Espinoso asunto que subyace en muchas de las actuales fortunas catalanas y del mundo colonial.

La reducción de las desigualdades económicas ha sido consecuencia, en parte, de las guerras y de las crisis, pero sobre todo del auge del Estado social de derecho como el que garantiza nuestra Constitución con el acceso a bienes fundamentales como la sanidad, la educación y las pensiones. Lamentablemente, en España asistimos a una cruzada contra la Carta Magna y la Monarquía que garantizan ese modelo. Una demolición dirigida desde el propio Gobierno de coalición, que también azuza el enfrentamiento de géneros y que, ojo avizor, ante el colapso del sistema público de pensiones, anticipa una posible guerra entre generaciones.