El conseller Elena abre la caja de Pandora de los Mossos

Cada día asistimos a un nuevo capítulo de despropósitos y mala gestión por parte del Govern. La destitución de Trapero fue la primera de las consecuencias de una larga cadena de desconfianzas en el seno del gobierno. Cabe recordar que ha habido nada más y nada menos que siete relevos al frente de la Jefatura en cinco años (Trapero, López, Esquius, Sallent, Trapero de nuevo, Estela y Sallent por segunda vez). Las graves irregularidades en las pruebas selectivas a intendentes e inspectores han motivado también la suspensión de las convocatorias y han desatado una auténtica crisis interna.

Por otro lado, fuentes internas de la División de Investigación Criminal de los Mossos denuncian que se les presiona para cerrar casos sin resolver. Permítanme detenerme en un escándalo que constata la injerencia política y de utilización política de la policía en Cataluña: la purga del intendente Toni Rodríguez al frente de la comisaría general de investigación criminal. ¿Por qué? Por oponerse a las presiones políticas del comisario, el Sr. Sallent, para frenar investigaciones policiales a cargos políticos vinculados al Govern. Hasta la Unidad Anticorrupción se vio obligada a apartar sus investigaciones de los servidores informáticos internos de la Generalitat para evitar injerencias políticas. Estos hechos dejan la reputación del Cuerpo de Mossos, como policía judicial, gravemente en entredicho.

El conseller Elena es directamente responsable de esta situación que se vive en el Cuerpo. Primero, porque no se puede poner a los agentes en la tesitura de tener que escoger entre la lealtad política al Conseller y la lealtad a la ley y al poder judicial. Segundo, porque el experimento de la dirección coral, de una cúpula coral, ha demostrado ser un fiasco. Una orquesta no puede tener cuatro batutas ni un equipo de fútbol cuatro entrenadores. En tercer lugar, porque la «feminización forzosa» a la que pretende someter el Cuerpo ha dinamitado los principios más básicos de la función pública en el acceso a los puestos de mando en los Mossos.

Es inaceptable que estén esperando a que la candidata oficial del Sr. Elena termine su formación como comisaria. Que una plaza vacante no se asigne porque la persona elegida seleccionada (con criterios políticos) no reúne actualmente las condiciones, es una bofetada a los policías -hombres y mujeres- que llevan tiempo dejándose la vida en servir y proteger a los ciudadanos. El conseller está quebrando los principios básicos de acceso a la función pública, el mérito y la capacidad, y está mandando un mensaje muy claro a los agentes de Mossos: en Cataluña, se valora más la ideología que la capacidad de los policías. En los peores momentos se necesitan los mejores profesionales y no cuotas.

Mientras tanto, crecen un 32% las violaciones y un 14% los abusos sexuales en 2022, mientras que las denuncias por violencia sexual han aumentado un 65% en la última década. El 42% de las okupaciones en el conjunto de España se registran en Cataluña. Barcelona volvió a ser en el primer semestre de 2022 la ciudad con más delitos por habitante, con 4,8 delitos por cada 100 habitantes, el doble que la tasa media española. Mientras el conseller Elena está más pendiente de controlar políticamente la cúpula policial que de garantizar la seguridad ciudadana, la delincuencia sigue creciendo en las calles de Cataluña y haciendo más difícil y peligroso el día a día de los ciudadanos.

Sergio Macián es portavoz adjunto de Vox en el Parlamento de Cataluña