Spectator in Barcino
Penúltimas martingalas del tahúr Sánchez
Por los siete votos de Junts Sánchez es la martingala personificada. La próxima podría ser un referéndum de autodeterminación en Cataluña
Artículos de Sergi Doria en ABC
Barcelona
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Iniciar sesiónConfiesa Nate Silver (Michigan, 1978) que antes de ser un exitoso analista de datos electorales fue jugador profesional de póquer: «Sigo sintiéndome más a gusto en un casino que en una convención política. En mi agenda tengo los números de teléfono de los mejores ... jugadores de póquer». Lo escribe en 'Al límite' (Debate), manual sobre las apuestas de riesgo en la política, la economía y el deporte que toma como base las partidas de póquer y la ruleta. Los protagonistas del libro pertenecen a lo que Silver denomina «el Río». En ese ecosistema, los «riveristas» navegan o bracean, según las reglas del azar o las matemáticas: apostadores profesionales, 'cryptobros', multimillonarios del 'venture capital' a los que el autor da voz en doscientas entrevistas que incluyen también a sus antagonistas. Silver complementa su obra con un glosario para conocer el habla «riveriana» con términos asociados al póquer, las apuestas, las finanzas, la IA o las criptomonedas.
Al político-tahúr Sánchez le cuadran algunos conceptos «riverianos». Como el «atraco de Pascal», apuesta consistente en pedir un sacrificio exagerando la dimensión de una catástrofe con bajas probabilidades de realizarse. En el caso de Sánchez, si él no sigue encaramado en el muro, gobernará la ultraderecha. Otro concepto es el «consecuencialismo», derivación del maquiavélico «el fin justifica los medios». Poco importa la ética de la acción política si los resultados son los esperados. El sanchismo abunda en ejemplos: eliminación de la sedición, indultos, amnistía y, más pronto que tarde, conciliábulo con Puigdemont en Suiza. Todo por siete votos. El cabecilla de Junts pasará de prófugo a caudillo de una Cataluña que trata de tú a tú, Nación con Nación, al presidente del gobierno de España. El »dilema del tranvía» es otro concepto que ilustra la naturaleza amoral del sanchismo. Lo planteó la filósofa Philippa Foot: un tranvía sin frenos amenaza con atropellar a unos trabajadores de la vía; pero si el vehículo desbocado se desvía a otra vía se cree que matará a un menor número de trabajadores. Por suerte, Sánchez no atropella trabajadores, pero sí a catalanes constitucionalistas. En nombre de un supuesto «reencuentro» con unos independentistas que se arrogan la representación de Cataluña, aunque solo les siga el cuarenta por ciento de catalanes, atropella la igualdad de los ciudadanos al conceder a la Generalitat un sistema de cupo y la gestión de los impuestos. Como el tahúr apuesta fuerte, no tardan en escucharse voces de protesta. Es el momento de aplicar la «falacia de Motte y Bailey». Si tu propuesta es polémica -hacia un Estado confederal- retrocedes una posición para hacerla más digerible. Ahí entra la vocinglera Montero cuando asegura que la financiación singular de Cataluña es aplicable a todas las autonomías; una forma bastante cutre de ganar tiempo para que el tahúr-jefe siga jugando.
Pero el tahúr-jefe se está quedando sin compañeros de juego que le ayuden con las cartas marcadas. Desesperado ante el verde tapiz y solo receptivo a quienes alaban su arrojo, se parece más al torturado jugador de Dostoievski. Y es entonces cuando llega el momento de lanzarse a la «martingala». Apostar al doble, aunque se pierda -sea en póquer o ruleta- perder y volver a duplicar la apuesta.
Por los siete votos de Junts Sánchez es la martingala personificada. La próxima podría ser un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Si eso sucediera, advendría la «paradoja de San Petersburgo» del matemático Nicolaus Bernoulli: lanzar muchas veces una moneda, aunque ganes más de la mitad de las veces, conduce inexorablemente a la ruina. Recomendamos al inquilino de la Moncloa -ahora de La Mareta- el libro de Silver como lectura estival.
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