El Oasis catalán
Orwell
Un George Orwell que ya tiene plaza y placa en la ciudad y nos facilita unos textos que, acompañados del material visual correspondiente, podrían incorporarse a alguno de los museos de Barcelona
Artículos publicados por Miquel Porta Perales en ABC
Barcelona
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Iniciar sesiónEl 75 aniversario del fallecimiento de George Orwell ha servido para recordar -edición y reedición de algún libro- a un personaje que ensalzó la ciudad de Barcelona en su 'Homenaje a Cataluña'. Un George Orwell que ya tiene plaza y placa en la ciudad ... y nos facilita unos textos que, acompañados del material visual correspondiente, podrían incorporarse a alguno de los museos de Barcelona.
En la Sala George Orwell del museo aparecerían los escritos de un visitante que se entusiasma, porque «por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas… Parecía una ciudad en la cual las clases adineradas hubieran dejado de existir… No había gente bien vestida; prácticamente todo el mundo vestía la ordinaria ropa de trabajo… O bien monos azules o alguna variante del uniforme miliciano. Ello resultaba extraño y conmovedor».
En otro panel estarían los escritos que entusiasmarían a los nostálgicos de la revolución proletaria: «El aspecto de Barcelona resultaba sorprendente e irresistible… Casi todos los edificios estaban en poder de los obreros y cubiertos con banderas rojas o rojinegras; en todas las paredes había hoces, martillos… A lo largo de las Ramblas circulaba un río interminable de gente, los altavoces atronaban las canciones revolucionarias durante todo el día y hasta bien entrada la noche… Por encima de todo, existía fe en la revolución y en el futuro, un sentimiento de haber entrado de pronto en una era de igualdad y libertad».
Finalmente, en el último panel, la Sala George Orwell daría un giro inesperado: «Creía que los hechos eran tales como parecían, que me hallaba en realidad en un Estado de trabajadores, y que la burguesía entera había huido, perecido o se había pasado por propia voluntad al bando de los obreros; no me di cuenta de que gran número de burgueses adinerados simplemente esperaban en las sombras y se hacían pasar por proletarios hasta que llegara el momento de quitarse el disfraz».
Justo antes de salir de la Sala George Orwell habría una página fotografiada de 'Homenaje a Cataluña' en donde se podría leer lo que sigue: «La ciudad tenía un aspecto desordenado y triste, las aceras y los edificios necesitaban reparaciones, de noche las calles se mantenían poco alumbradas por temor a los ataques aéreos, la mayoría de las tiendas estaban casi vacías y poco cuidadas. La carne escaseaba y la leche prácticamente había desaparecido; faltaba carbón, azúcar y gasolina, y el pan era casi inexistente. En esos días las colas para conseguir pan alcanzaban a menudo cientos de metros. Sin embargo, por lo que se podía juzgar, hasta ese momento la gente se mantenía contenta y esperanzada».
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