Octubre en Cataluña

Decía Agustí Calvet, Gaziel , sin duda uno de los mejores periodistas españoles del siglo XX, que el separatismo es un movimiento estéril que únicamente tiene la capacidad de provocar por sí solo una «catástrofe episódica». Gaziel quedó horrorizado ante la irresponsabilidad de Companys y lo recogió en diversos artículos publicados en La Vanguardia. Su estupor coincide con el del político y abogado Amadeu Hurtado, autor de una soberbia obra sobre aquellos días de 1934, Abans del sis d'octubre (un dietari) , en que describe implacablemente a los políticos catalanes de la época, de quienes dice que «han de suplir su ineptitud con frecuentes apelaciones al pueblo, fingiendo peligros que no existen y creando conflictos imaginarios». Y añade: «Cataluña no ha producido, ni puede producir por ahora, ningún otro tipo de político que el agitador propenso a la protesta como el pueblo mismo y hábil en aprovechar cualquier motivo de orden sentimental para provocar miedo en el adversario mientras dure la llamarada».

Resulta deprimente que casi un siglo después las palabras de Gaziel y Hurtado resulten tan actuales en la Cataluña gobernada de nuevo por ERC y -por ahora- Junts per Catalunya, un gobierno autonómico que podría romperse en las próximas horas de resultas, precisamente, de la puerilidad de unos gobernantes indignos de la autonomía política, que suplen su ineptitud creando conflictos imaginarios y provocando catástrofes episódicas que degradan nuestras instituciones y fracturan Cataluña.