La Fiscalía rebaja de cuatro a dos años la petición de cárcel para Arantxa Sánchez Vicario, que muestra su conformidad

Será el próximo 19 de octubre cuando tanto Arantxa como su aún marido, Josep Santacana, tendrán que volver a sentarse en el banquillo y podrán hacer uso de su derecho a la última palabra. Cabe recordar que la tenista señaló al empresario como único responsable, y apuntó que se había equivocado por fiarse de él. A pesar de esta conformidad, la juez no ha podido dictar sentencia 'in voce', porque la defensa de Santacana alega que no hubo delito.

Durante su declaración esta mañana, el empresario ha negado encontrarse detrás de la descapitalización del patrimonio de Arantxa para así eludir el pago al Banco de Luxemburgo, que le facilitó 5,2 millones de aval para sufragar la deuda con Hacienda -una multa que ratificó el Tribunal Supremo-. De hecho, ha señalado al ex gestor de los Sánchez Vicario, Buenaventura Castellanos, como responsable del entramado de sociedades en Uruguay por el que se vendieron inmuebles de los que la deportista era propietaria.

Y es que la tesis de la Fiscalía es que la pareja «ideó un plan consistente en descapitalizar su numeroso patrimonio, frustrando de este modo el cobro de la deuda», por el que vaciaron sus cuentas corrientes, e hicieron «desaparecer» el dinero que ella había cobrado en créditos y por reportajes en medios de comunicación.

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A preguntas de la fiscal, Santacana ha señalado que dicha descapitalización provino de «una estructura hecha por Castellanos» que «asesoraba» a la familia de la deportista «desde hacía muchos años». Fue en noviembre de 2009, según relató el acusado, cuando Arantxa pidió al gestor revocar los poderes que tenían sus padres, para asumir ella la titularidad de su patrimonio. Según el empresario, habría sido el propio gestor quien constituyó una sociedad en Uruguay y «aconsejó» a la tenista que agrupara allí sus bienes para ir «vendiéndolos y conseguir liquidez» para pagar la deuda.

«¿No le dio usted instrucciones al señor Castellanos, como él dijo?», ha preguntado a Santacana la representante del Ministerio público. «No», ha asegurado, para luego desmentir que Arantxa sí quería saldar la deuda y haber sido él quien se negó. «Es falso». De hecho, ha indicado que la primera noticia que ambos tienen sobre el impago es cuando viajan a Suiza para que la deportista, en ese traspaso de poderes, conociese a sus gestores. «No supimos que se había pedido ese préstamo hasta que salió la deuda con Hacienda».

El empresario ha sostenido que fue entonces cuando pidieron «un tiempo» al banco porque en ese momento era «inviable» afrontar el pago de los 5,2 millones que ella debía. Sobre las transferencias que él recibió a través de la sociedad uruguaya en otra de la que sí era titular, ha señalado que luego «devolvió» los importes, «prácticamente todos», excepto los que fueron para «gastos».

Ya a preguntas de su abogado, el empresario ha indicado que el proceso de «desinversión» se llevó a cabo porque «no había liquidez». Por eso, según su versión, Castellanos recomendó a Arantxa poner varios inmuebles bajo la titularidad de una sociedad en la que ella «no pudiese seguir el rastro». Fue después de su nacer su primera hija, en febrero de 2009, cuando, según Santacana, «ella decidió que quería saber más de sus cosas», en referencia a su patrimonio. «Le decían medias verdades [la familia]. Iba detrás de su padres para que le diese más información, pero no había manera. Veía cosas que no eran lógicas. Su hermano quería que le comprase un apartamento en S'Agaró (Gerona), ella se negó y el padre lo acabó hipotecando a nombre de Arantxa», ha relatado.

En medio de esa guerra familiar, que se saldó con una querella de la extenista contra su progenitor, Arantxa se enteró de su falta de liquidez. «Los gestores dijeron que no había dinero. Castellanos se vio entre la espada y la pared, entre Arantxa y su padre, y se puso un poco en medio para tratar de buscar una solución. Dijo de vender las sociedades para intentar sufragar los gastos. En poco días le montó la estructura en Uruguay y ya está», ha deslizado Santacana.

A pesar de que la pasada jornada el perito del Banco de Luxemburgo aseguró que en 2009 la deportista sí tenía dinero en Suiza para afrontar el pago de la deuda, su aún marido lo ha negado. También el empleo de testaferros para formalizar las ventas de los inmuebles a través de sociedades. Tanto la Fiscalía como la acusación particular -el banco- mantienen la petición de cuatro años de cárcel para él, al considerarlo autor o cooperador necesario del delito de alzamiento de bienes.

Además ambos, Arantxa y Santacana, de manera conjunta y solidaria, deberán abonar 6,6 millones a la entidad, que derivan de los 5,2 millones iniciales, más los intereses de demora.