Un año de prisión para un exempleado del Barça y otro de Mediapro por espiar el correo electrónico de Jaume Roures

El fallo, avanzado por la Cadena Ser y al que ha tenido acceso este diario, considera probado que Cama, mientras ejerció como responsable de informática de Mediapro cuando Roures era su CEO, accedió a la cuenta de correo corporativo del empresario y «copió un elevado número» de mensajes, remitiéndolos a diversas cuentas de un dominio, Bonus, propiedad de una empresa de Sandro Rosell, hasta que la vendió al acceder a la presidencia del Barça. Después los reenviaba a Raventós, al que le interesaban los que tenían relación con el club azulgrana.

Si bien dichos correos no contenían información o datos que pudieran incidir en la capacidad competitiva de Mediapro, sí afectaban a la esfera personal y a la intimidad de Roures, apunta la juez en su sentencia. Además, Cama constituyó su propia empresa de servicios informáticos, Socktel, y comenzó a prestar servicios al Barça, al mismo tiempo que seguía trabajando en Mediapro. Hasta que, en octubre de 2011, el empresario recibió un anónimo que le advirtió del espionaje en su correo. Dos meses más tarde, Cama fue despedido.

Raventós, por su parte, también había trabajado para la empresa. Entre el 2000 y 2006, fue gerente de Mediarpoducción S.L., y estrecho colaborador en la campaña de Rosell para llegar a la presidencia del Barça. Después de que éste ganase las elecciones, lo contrató.

Fue en febrero de 2016 cuando Roures y Mediapro formalizaron la querella por revelación de secretos. La demora obedece, según los afectados, a evitar debilitar la imagen de la compañía, desvelando la filración de los correos, en plena «guerra del fútbol». Querella que también se dirigía contra el Barça y contra Rosell, aunque durante la instrucción quedaron excluidos de la causa. Ahora la justicia considera que Robert Cama y Joan Carles Raventós incurrieron en un delito de descubrimiento y revelación de secretos. Algo que el primero admitió durante el juicio.

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Entre los correos que espiaron a Roures, algunos relativos a la inauguración del museo del F.C. Barcelona; la participación del club en varios amistosos, o contratos para los derechos de la retransmisión de La Liga en Portugal. ç

Aunque Raventós negó que se hubiera puesto de acuerdo con Cama para espiar al empresario, los mensajes entre ambos indican lo contrario, recoge la sentencia. Por ejemplo, un correo que el primero le remite: «'Bones, el Pere Guardiola esta fent bussines amb MP...interessa saber mes?'» («Buenas, Pere Guardiola está haciendo negocios con MP... ¿interesa saber más?», en catalán). La juez concluye así que la pregunta indica que «previamente ha existido una conversación» con Cama, «que en este caso fue la captación de los mensajes». Rechaza así que Raventós no leyese ninguno de ellos, como alegó durante el juicio, y que los enviase directamente a la papelera.

De hecho, la Policía Nacional acreditó que Raventós almacenó los correos de Roures que le remitía Cama en una carpeta que bautizó Tesera. El mismo peritaje acreditó que el espionaje se produjo entre julio de 2009 y el mismo mes de 2011, periodo que coincide con las elecciones a la presidencia del F. C. Barcelona, recuerda la juez -Rosell accedió al cargo en julio de 2010-.

El fallo recuerda que ambos acusados, ahora condenados, se conocieron en Mediapro, donde trabajaban. Tras formar parte del equipo de campaña de Rosell, Raventós comenzó a trabajar en el Barça. Cama hizo lo propio después. El club lo contrató como informático «pese a que ya disponía de dicho departamento».

Contra la sentencia, que no es firme, cabe recurso ante la Audiencia de Barcelona.