¿Será el siglo XXI el del fin del aborto?
«Es el fruto de un cambio de mentalidad producido en el último tercio del S. XX por una serie de minorías influyentes y finalmente asumido por las élites políticas e incorporado a las legislaciones»
AlfreDo Ruiz Fragua
El pensador Julián Marías calificó la aceptación social del aborto como lo más grave que había ocurrido en el S.XX (Diario ABC, 2-5-1996). Fue un asunto que le angustió, una «monstruosidad» a la que dedicó alguna de sus mejores reflexiones. Y ... todas ellas realizadas desde la razón, por tanto válidas para ser consideradas por cualquiera. Como él afirmó, el cristiano tiene «un par» de razones más para considerar inadmisible el aborto.
Pero ¿lo más grave de un siglo con tantos desastres como el S.XX? Era una conclusión coherente en un pensamiento que siempre puso en el centro a la persona. Y con cuya teoría de la sociedad trató de explicar realidades tan complejas como las de vigencia y cambio social y articulación de las generaciones, que pueden resultar muy valiosas tanto para entender nuestra situación, como para tratar de corregirla.
Y es que el aborto no es algo de siempre. Es el fruto de un cambio de mentalidad producido en el último tercio del S.XX por una serie de minorías influyentes y finalmente asumido por las élites políticas e incorporado a las legislaciones.
A este respecto la Sentencia Roe vs Wade que consagró el derecho al aborto en Estados Unidos supuso un hito fundamental.
Y por ello su reciente reversión por el Caso Dobbs puede dar lugar a un punto de inflexión.
Es cierto que los partidarios del aborto no cejan en su empeño por incorporarlo como derecho humano en el derecho internacional bajo el nuevo eufemismo de derecho sexual y reproductivo. ¿Pero qué derecho reproductivo puede darse en la eliminación de un hijo o hija? ¿Y se puede hablar de derechos «sexuales» en la aséptica aniquilación por succión o descuartizamiento de esa criatura personal?
Pero esa nueva sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos no es algo aislado. Numerosas personas, durante largos años, hantrabajado por la causa de la Vida, nadando contracorriente y con escasos éxitos aparentes: activistas provida, con sus marchas y manifestaciones, asociaciones de ayuda a las madres que pretendían abortar, grupos de vigilias de oración, juristas y filósofos, y también políticos y legisladores valientes.
En la manifestación por la vida de febrero de 2022 de Madrid se hizo viral la fotografía de una chica muy joven subida a hombros de un amigo, con un cartel que rezaba: «Yo soy la generación provida«. Se hacía eco de los muchos carteles que proclamaban un mensaje similar por los jóvenes de la marcha pro-vida de Washington de enero de 2022.
Seguramente sin saber de la teoría de las generaciones arriba citada, esta chica española y todos estos jóvenes son la encarnación de la generación que podría provocar el cambio que diera lugar al final de esta oscura vigencia social.
Apoyémosles y cumplamos cada uno con nuestras llamadas particulares en esta decisiva causa, para que sea una realidad cuanto antes el fin del aborto.
Profesor de Doctrina Social de la Iglesia
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