Las unidades de reproducción asistida realizan unos 3.000 tratamientos al año

Los estudios de fertilidad llegan a los 5.000 entre hombres y mujeres

El aumento de la edad para los tratamientos de reproducción asistida entrará en vigor este año

Unidad de Reproducción Asistida del Clínico de Valladolid; abajo, un recipiente de conservación F. BLANCO

La falta de estabilidad laboral, el cambio en los hábitos de vida, entre otras cuestiones, hace que la decisión de tener descendencia se retrase. La radiografía del escenario actual muestra que es a partir de los 30 cuando las mujeres se plantean ser madres ... y es precisamente la edad, aunque también hay otros factores, lo que hace que en muchas ocasiones las parejas tengan que recurrir a las técnicas de reproducción asistida. En Castilla y León, el año pasado se realizaron más de 3.000 tratamientos en las unidades de los hospitales de Castilla y León para pasar por este tipo de procesos. Son unos cien más que en el año anterior, pero siguen la misma línea que los que se realizaron desde 2018, con un descenso importante en el 2020 (2.115), con la llegada de una pandemia que influyó en todo.

La edad media de las pacientes que solicitan las técnicas de este tipo de reproducción ronda los 35 años, según los datos aportados por la Consejería de Sanidad. En concreto, en la inseminación artificial, uno de los procedimientos más sencillos y utilizados, es de 35, y en la fecundación in vitro, a la que se acude cuando se superan los 38 años o cuando la anterior no ha dado resultado, es de 36, inferior a hace unos años. A partir de este 2023, el límite para poder acudir a este recurso será los 42 y en los hombres, los 60, cuando hasta ahora era de 40 y 55, según lo establecido por el Ministerio. Han sido varias las autonomías que han decidido dar más margen y Castilla y León también lo hará, tal y como anunció el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, en el debate de Política General de la Comunidad. También se abrirá la puerta a las mujeres que ya han tenido hijos a través de estas prácticas.

Y es que estas medidas eran una «necesidad» debido a los cambios que se han producido en la sociedad, con unos embarazos cada vez más tardíos, explicó ayer el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez sobre la ampliación que se realiza, dijo, porque además se trata de un rango en el que «todavía» existen «condiciones fisiológicas» favorables. «Quizá con mayor edad no sería adecuado», consideró, sobre una decisión que cree que será «bien entendida por la población».

Procedimiento

El objetivo, explicó, es conseguir dar así un empujón a la maltrecha natalidad, un problema que no solo padece Castilla y León, sino que es de todo el territorio nacional. «Junto a otras medidas también anunciadas por el presidente, puede contribuir a mejorar», expresó Vázquez.

El proceso empieza cuando una mujer en solitario o si una pareja lleva un año –la mitad si la mujer tiene más de 38 años– intentando de forma natural tener hijos. En este último supuesto, es la mujer la que suele acudir a su ginecólogo y de allí se les deriva a una de las unidades de reproducción de los hospitales de la Comunidad. Es entonces cuando se pasa a hacer un estudio de valoración de la fertilidad que puede realizarse a hombres y a mujeres. En 2022, se hicieron más de 5.000 pruebas de este tipo –se llevan a cabo en todos los centros de la Comunidad, salvo en el Santos Reyes de Aranda de Duero–, 2.573 en varones y 3.184 en féminas.

A partir de ahí, y dependiendo siempre del resultado del análisis, la técnica que se lleva a cabo de forma más habitual es la inseminación artificial, al ser la más sencilla. Salvo los hospitales comarcales y los de Ávila y Palencia, todos están habilitados para llevar a cabo un proceso que durante 2022 supuso más de 1.500 de los tratamientos realizados –doscientos más que en el año anterior–.

Si esta técnica no tuviera éxito o si la mujer tiene más de 38 años se pasa a una fecundación in vitro (FIV), donde se extraen los óvulos que más tarde se unen a espermatozoides para formar un embrión en el exterior que después se transfiere. En este caso, suman más de 600, a las que hay que añadir otras prácticas de mayor complejidad.

El Clínico y el Río Hortega de Valladolid son los únicos centros de referencia que pueden iniciar este tipo de tratamientos más complicados y a ellos se dirigen desde el resto de provincias. Lo que perciben en estas unidades es que, pese a que la demanda ha crecido en los últimos tiempos por los problemas de fertilidad asociados a una edad avanzada, la «presión» ahora es menor. Todo, por una razón demográfica. Y es que las mujeres en edad de tener hijos van disminuyendo con el paso del tiempo. «Hace ocho años llegamos a tener hasta 18 meses de espera y a día de hoy es de cuatro o cinco», explica el director de las instalaciones del Clínico, Luis Rodríguez Tabernero.

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