Primer año del 28M: las coaliciones resisten y las minorías se resienten

En el otro extremo, en Zamora, también está siendo relajado el gobierno de coalición formado por IU y PSOE, con Francisco Guarido a la cabeza. Una situación similar la vive el alcalde de León, José Antonio Diez, que gobierna en minoría pero al que presta su apoyo la Unión del Pueblo Leonés. Alguna dificultad más ha habido en Palencia, donde la socialista Miriam Andrés tiene el apoyo de ¡Vamos Palencia!. Los 'sobresaltos' han tenido más que ver con el ruido externo de la política nacional que creó dudas en la plataforma de electores sobre los socios a los que daban su apoyo. Y algún que otro susto en Ponferrada, no tanto entre los socios de gobierno, PP y Coalición por el Bierzo, como con el apoyo de Vox. Así que son Ávila y Segovia los ayuntamientos que más se resienten y que han pasado su primer año mirando de reojo a la oposición ante unos ejecutivos en minoría que puede saltar por los aires si los de enfrente se ponen de acuerdo.

El Ayuntamiento de la capital abulense ha sufrido durante este año las consecuencias de tener un gobierno en minoría. Por Ávila se hizo de nuevo (ya ocurrió en la pasada legislatura) con once de los 25 concejales; siete fueron a parar al PP, cuatro al PSOE y tres a Vox. Con los votos de los suyos volvió a ser elegido alcalde Jesús Manuel Sánchez Cabrera, que ya llegaba curtido de los cuatro años anteriores y sabía bien lo que es gobernar sin mayoría. Así que mirando a un lado y a otro para poder llegar a acuerdos puntuales, el primer tropezón llegó con los presupuestos de 2024 que fueron tumbados por la oposición, lo que derivó en una cuestión de confianza que el primer edil perdió. Sin embargo, populares, socialistas y los de Abascal no quisieron dar el siguiente paso, el de la moción de censura, para el que los tres tenían que estar de acuerdo (sólo los populares e mostraron dispuestos), así que Sánchez Cabrera acabó por aprobar sus cuentas en el mes de abril y la cosa no fue a más.

El acuerdo de gobierno de PP y Vox en el Ayuntamiento de Burgos sigue adelante pese a algunas diferencias puntuales entre ambas formaciones. El propio equipo de gobierno local reconoce que este año se destina a la redacción de proyectos y preparativos para actuaciones que se desarrollarán en lo que queda de mandato. Aunque en el funcionamiento ordinario ambos grupos actúan de forma coordinada, las diferencias se han producido en cuestiones con carga ideológica en las que Vox ha impuesto su criterio. Las primeras decisiones a petición de los de Abascal fueron las supresiones de las aportaciones a la Cátedra de Memoria Histórica de la Universidad de Burgos y a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Tras la aprobación de los presupuestos de este año, Vox impuso también una modificación para reducir a la mitad los fondos para ayudas de cooperación internacional. El estado de salud del gobierno bipartito se podrá testar en el próximo pleno, convocado para el 21 de junio. Los socios de gobierno han dejado para ese momento la posibilidad de que Vox presente una propuesta de control del empadronamiento ilegal de inmigrantes irregulares, como anunció el vicealcalde Fernando Martínez-Acitores. La propia alcaldesa, Cristina Ayala, respondió que no estaban de acuerdo con parte de esta propuesta y que son actuaciones que corresponden a la Policía Nacional. Sin embargo, aún no se ha concretado qué postura defenderá el PP en el pleno si, como parece, Vox acaba presentando su propuesta, informa Pedro Sedano.

En la capital leonesa reina una aparente paz entre el PSOE y la Unión del Pueblo Leonés después de que cinco concejales leonesistas decidieran en junio de 2023 votar a su propio candidato para que mantuviese la alcaldía el socialista José Antonio Diez. Los leonesistas, sin embargo, optaron por no formar parte del gobierno municipal, aunque no cerraron la puerta a «explorar posibilidades». Así que este primer año de legislatura ha transcurrido entre acuerdos puntuales, incluido el que permitió la aprobación de los presupuestos de 2024, previa aceptación de las enmiendas de la UPL, y algunos desencuentros sin mucha gravedad. Es el caso del servicio municipal de autobuses, que se gestiona mediante una concesión privada y que los leonesistas quieren municipalizar. Se han llegado a producir conversaciones entre Diez y el portavoz de la UPL, Eduardo López Sendino, para buscar un posible acomodo de los leonesistas en el Gobierno municipal, aunque, de momento, no han fructificado.

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De sobresalto en sobresalto, pero con la garantía casi absoluta de que tiene asegurada la continuidad al frente del Ayuntamiento de Ponferrada, el alcalde, Marco Morala (PP), ha alcanzado su primer año en el puesto. Cuenta con la estabilidad de su pacto con Coalición por el Bierzo que facilita su gobierno. Es minoritario, pero confía en la imposibilidad de que haya un acuerdo entre sus rivales en la oposición, PSOE y Vox. La otra opción, una ruptura con los bercianistas también está alejada de la realidad actual. En estos 366 días, Marco Morala ha conseguido como logro destacado la aprobación del presupuesto municipal para este año, gracias a la abstención socialista, y en virtud de su único gran acuerdo. Un entendimiento que propició la ruptura del pacto de investidura con el que Vox votó al actual alcalde. A cambio, a los dos concejales de Vox se les asignaron sueldos y se atribuyeron delegaciones. Ambos renunciaron, enfadados, tras haber intentado cambiar los presupuestos. Ese distanciamiento político también ha provocado que el equipo de gobierno haya perdido votaciones, como en la prórroga del contrato de los autobuses urbanos o en la implantación de la Zona de Bajas Emisiones, informa D. L. González.

La socialista Miriam Andrés llegó a la Alcaldía gracias al apoyo de los tres concejales de la agrupación de electores ¡Vamos Palencia!. Con ellos firmó un acuerdo de gobernanza como hoja de ruta de la legislatura. Los primeros doce meses del pacto han transcurrido sin grandes choques entre las dos formaciones, aunque en varias ocasiones se han encendido las alarmas en las filas socialistas, como cuando sus socios mostraron serias dudas sobre si debían prestar sus votos a un partido, el PSOE, que ha hecho posible la amnistía a los condenados por el procés. El asunto se quedó en nada, pero en el primer aniversario del acuerdo, cuando llega el momento de hacer balance, ¡Vamos Palencia! ha trasladado su disgusto a la alcaldesa porque «no se está cumpliendo con lo pactado y se está operando de manera distinta a lo acordado», con acciones del equipo de gobierno «sin la consulta y el consenso». En las filas socialistas, sin embargo, no ven mayores problemas que las diferencias lógicas entre socios y están tranquilos.

'Calma chicha' en la capital salmantina, la propia de una mayoría absoluta como la que ostenta el PP gracias a sus catorce concejales, frente a los diez del PSOE y los tres de Vox. Nada que ver con la legislatura anterior en la que el popular tuvo no pocos disgustos con el acuerdo que mantenía con Ciudadanos. Ahora negociar ya no es obligado pero, aún así, los primeros presupuestos del Ayuntamiento en esta legislatura salieron adelante en el mes de febrero con el voto en contra de los socialistas, pero con el sí de los de Abascal.

El popular José Mazarías se ve obligado a gobernar en minoría con sus doce concejales, frente a los trece que aglutina una oposición muy fragmentada: siete del PSOE; dos, de Vox; otros dos, de IU, uno de Podemos y uno de Ciudadanos. El PP se mantiene en solitario en el ejecutivo municipal y, por lo tanto, durante estos doce meses ha tenido que buscar apoyos para poder sacar adelante cualquier medida. El primer tropezón llegó cuando Mazarías se vio obligado a retirar la subida de las retribuciones de los concejales al no contar con los apoyos con los que pensaba que contaba. El segundo se produjo el pasado mes. Vox anunció un acuerdo según el cual entraban en el equipo de gobierno, un hecho que fue desmentido por el PP. Sin embargo, el propio alcalde reconoció la existencia de un «pacto de estabilidad» que no estaba del todo consensuado cuando los de Abascal lo hicieron público, lo que provocó que saltara por los aires. Pero para Vox, el 'no' del PP tenía más que ver con las elecciones europeas que se vislumbraban en un horizonte demasiado cercano. Habrá que ver si tras los comicios, PP y Vox retoman la relación o, por el contrario, los populares pierden el apoyo de los únicos concejales que parecían dispuestos a prestarlo.

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En el ayuntamiento de la capital soriana, como en la salmantina, la tranquilidad es total alrededor del socialista, Carlos Martínez, que va por su cuarta mayoría absoluta. Un año más de gestión que sumar a la trayectoria de quien mantiene la hegemonía en Soria, en esta ocasión con doce concejales frente a los siete del PSOE y los dos de Vox.

El pacto de gobierno entre PP (once concejales) y Vox (tres) parece gozar de buena salud ya que, al menos públicamente, no han transcendido diferencias o pequeños encontronazos, si bien cada uno gestiona su parcela (concejalía) de forma independiente y no se mete en la de otro ni cuestiona sus planteamientos políticos o ideológicos. Es evidente, además, la buena sintonía entre el alcalde, Jesús Julio Carnero (PP) y la número dos del Ayuntamiento, Irene Carvajal (Vox). Los presupuestos municipales, los primeros de la nueva era de los dos socios de gobierno, salieron adelante en tiempo y forma antes de finalizar el año, aunque con el voto en contra de los once del PSOE y los dos de Valladolid Toma la Palabra. Los socialistas lideran la oposición con un férreo marcaje al Gobierno municipal, al que se suma el apoyo externo del exalcalde y ministro de Transportes, Óscar Puente.

Tampoco en la capital zamorana se vislumbras tiranteces en el equipo que forman Izquierda Unida y el PSOE y que capitanea el incombustible Francisco Guarido que en esta legislatura lo tiene un poquito menos fácil, al no contar con mayoría absoluta. Pero sólo un poquito porque los tres concejales socialistas, que han asumido tres concejalías y la primera tenencia de alcaldía, no son un problema. Tampoco lo es la oposición del PP, que se abstuvo en la votación del presupuesto de 2024 que, de esta forma, salió adelante sin votos en contra.