La Junta de Castilla y León implantará este año personal de referencia para evitar suicidios

Unas cifras que muestran una realidad ante la que la Junta de Castilla y León actuará a través de una nueva estrategia en la que también están embarcadas áreas como educación y servicios sociales con el objetivo de prevenir, detectar los casos y actuar de la forma más rápida posible. Una de las medidas que se pondrá en marcha será la implantación de personal de «referencia» o «enlace» al que acudir cuando haya conocimiento de un supuesto riesgo o cuando se hayan presenciado señales de alarma. Precisamente actuar en ese punto de la forma más precoz será la meta y, para ello es clave todo lo que se observe y detecte a través del ámbito escolar -colegios o institutos-, y de los servicios sociales. Desde allí se puede muchas veces dar el primer aviso para evitar un desenlace fatal. «Había que facilitar a quién acudir y dirigirse desde estos lugares, un profesional de enlace que asesore a personas de fuera del entorno sanitario, también a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad o los bomberos», explica la jefa de servicio de Atención sociosanitaria, Salud Mental y Cuidados Paliativos, María Ángeles de Álvaro.

Esa guía o faro al que dirigirse será un profesional sanitario del área de la Salud Mental -podrá ser un psiquiatra, un psicólogo, una enfermera de ese apartado- y la intención de la Consejería es que se implante este año en cada una de las áreas de salud. Es decir, en todas las provincias -dos en Valladolid, por tener dos áreas, y otro en El Bierzo-. Qué se debe hacer, cómo actuar ante diferentes niveles de riesgo y dónde se deben derivar cada uno de los casos es principalmente lo que trasladará esta nueva figura a todo aquel que acuda en busca de ayuda para después hacer un estudio individual que permita actuar a tiempo.

Pero para poder ver los signos de alarma, será necesario que los profesionales que estén vinculados a toda la estrategia reciban también formación. Y así se hará en los entornos educativos y de servicios sociales, donde se trasladarán las «pautas de actuación y los principales signos de preocupación» para que sean capaces de emitir la señal de alerta que permita actuar.

Otra de las herramientas que se pondrá en marcha con la nueva estrategia es un registro de los suicidios que se produzcan en Castilla y León. Y es que conseguir información clara y objetiva y «profundizar» en los casos para encontrar los elementos comunes o «más frecuentes» puede ser clave para prevenir y conocer cómo se puede evitar que una persona se quite la vida, relata De Álvaro. Sin embargo la Comunidad es partidaria de que este tipo de medidas se tomen a «nivel nacional» para seguir «todos las mismas pautas» y actuar de forma «coordinada» contra el problema.

Por ahora, lo único que se ha establecido desde el Gobierno es la creación de un teléfono de ayuda (el 024) que es de asesoramiento, pero no un registro. «Debemos actuar todos de la misma manera porque Castilla y León no es diferente a otras comunidades, tiene los mismos problemas».

La pandemia y todo lo que conllevó -confinamiento de dos meses, centenares de muertes a consecuencia del virus...- podían hacer pensar en un incremento de los suicidios, reconoce De Álvaro, pero la realidad es que es una cifra que en la región se ha ido manteniendo. Lo que sí se ha producido es un incremento de los «intentos autolíticos», sobre todo entre los jóvenes. De hecho, el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León informó a comienzos de este año de un «incremento significativo» respecto a los últimos ejercicios. Subraya que son datos «superiores a los de cualquier otro año», con más de 3.600 emergencias de este tipo, un 65 por ciento más que durante 2021, cuando los incidentes que se atendieron fueron 2.953, y en 2020, con 2.556.

«No todos los intentos autolíticos son intentos de suicidio», destaca la representante de la Junta. En algunas ocasiones son peticiones de ayuda, llamadas de auxilio ante algún problema. Por ello, «deben también atenderse y valorarse» en Salud Mental, hacer un seguimiento y poner fin a aquellas situaciones que llevan a las autolesiones y que a la larga pueden derivar en algo más preocupante.

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Lo que sí parece claro es que el «tabú» se aleja y el tratamiento de los suicidios tiene ya un «cambio de enfoque». Una nueva perspectiva y rumbo que ayuda a alejar el estigma y a abordar el asunto desde una óptica centrada en la prevención. Antes se pensaba en el «efecto llamada» que podría tener hacer públicos estos sucesos, pero «se ha valorado que el problema no es dar la noticia, sino cómo darla». «No se trata de silenciarlo, pero sí de contarlo sin amarillismo y explicando que se debe pedir ayuda para poder actuar», detalla De Álvaro.

No obstante, siguen siendo la primera causa de muerte externa o no natural en España, por encima de aquellas que se producen en accidentes de tráfico. El por qué de que la cifra se mantenga estable en unos 200 al año en la Comunidad y se sitúen por encima de los fallecimientos en los siniestros en carretera tiene que ver con la «importante prevención» que se ha venido haciendo en los últimos años en seguridad vial, indica. Eso mismo es lo que se pretende hacer en materia de suicidio, que la información, la detección precoz y prestar la ayuda a tiempo sirvan para hacer bajar unas negras cifras que siguen siendo elevadas.

Desde la Federación de Salud Mental de Castilla y León hacen el mismo llamamiento: campañas de prevención y «en torno a la Salud Mental en general» para poder intervenir y disminuir las cifras de un «problema que sigue siendo grave» en la Comunidad. De hecho, es la quinta con mayor tasa de este tipo de fallecimientos, señalan.

Por ello, desde la agrupación inciden en que tiene que ser tratado desde el enfoque de la Salud Pública y consideran que la estrategia que la Junta ha puesto encima de la mesa incluye «buenas medidas». Quizá su aplicación vaya «con retraso», ya que el plan se aprobó en 2021, apuntan.

Hacen hincapié en la importancia de que tres consejerías estén implicadas e insisten en la importancia de que el tema se trabaje en el ámbito educativo. «Hemos pedido una asignatura de educación emocional» que ayude a afrontar ciertas situaciones, indica el presidente, Ángel Lozano, consciente de que en los últimos años más población juvenil se está viendo afectada. Además, subrayan que es importante desterrar el «estigma» de que todas las personas que se suicidan tienen un problema de salud mental.