ruido blanco
Soberbia
Madurarán cuando reconozcan que se equivocaron y que vivir es aprender a asumir consecuencias
La poesía es la adolescencia fermentada, escribió Ortega y Gasset, y por eso sigue habiendo algo poético en Podemos. Resulta hipnótico asistir al espectáculo constante de justificaciones con las que empeñan la utopía populista de saldo que lograron vender a más de dos millones de ... españoles. En 2020 el PSOE ya sabía que se lanzaba a gobernar con un partido inmaduro aunque es probable que contara con que el tiempo y la gestión le hicieran sentar cabeza. Pero Podemos envejece rápido y no madura.
Este PSOE desfigurado por Pedro Sánchez ha tenido que asumir el papel de padres de un adolescente rebelde y respondón, incapaz para la autocrítica y borracho de soberbia.
Primero fue mamá Carmen Calvo y después mamá María Jesús Montero las que intentaron sin éxito domar una fiera sorda y autocomplaciente. Podemos se quedó anclado en un 15M asambleario y ni siquiera les representa el gobierno del que forman parte. Nunca imaginaron los socialistas que no habría día sin negociación con estos socios que actúan más veces como oposición que los populares. Jamás de acuerdo con papá Sánchez. Hasta Yolanda Diaz se fue alejando de esa pubertad eterna en la que viven Irene Montero, Ione Belarra y Pablo Echenique jugando a las revoluciones y a los ministerios acosados por toda clase de conspiraciones. El PSOE deberá enmendar por su cuenta, cuatrocientos agresores sexuales beneficiados después, la chapuza de la ley del 'solo sí es sí' sin ni siquiera una mínima autocrítica por parte de las dirigentes moradas que siguen llenando de furia sus actos para denunciar persecuciones. El mundo no les entiende.
Algún día se darán cuenta que esa soberbia iracunda solo esconde una falta de autoridad que intentan imponer con palabras gruesas. Madurarán cuando reconozcan que se equivocaron y que vivir es aprender a asumir consecuencias. Que la falta de experiencia provoca que la presión te haga perder los papeles. Imponer no es ganar. Rectificar no es una derrota. Quizá tan solo llegaron demasiado pronto. Hace ocho años tuve la mirada del domingo de Irene Montero. Poéticamente heroica y autosuficiente. Y lo siento.