RUIDO BLANCO
Salimos mejores
Aprendimos algo importante. A exprimir la vida realmente como si fuera la única
Mirar como ellos
Turistas esta Semana Santa en Ponferrada
De la pandemia salimos mejores. No salimos más fuertes como se empeñaba en repetir Pedro Sánchez en sus homilías de Estado de Alarma. Ni más solidarios como nos creímos al vernos hace tres años aplaudir de balcón a balcón cada tarde a los sanitarios. No ... salimos todos, que se nos murieron a miles y solos conocidos y familiares. Ni siquiera salimos juntos que desde entonces parece que todavía aun discutimos desde trincheras más profundas y alejadas. Pero salimos mejores.
Salimos mejores aunque solo sea porque aquella fragilidad absoluta se quedó grabada para siempre en nuestra memoria. «Un hombre que se permite malgastar una hora de su tiempo no ha descubierto el valor de la vida», escribió Charles Darwin y la pandemia ha sido nuestra lección evolutiva. Aquellas semanas oscuras aprendimos que puede ser triste hasta la más exuberante primavera. Nos desperezamos de un mundo que nos había convencido de una existencia asegurada y confortable escondiendo que más que brasa somos humo. Y nos volvimos cazadores de humo. Solo desde esta perspectiva vital se explica la actitud de nuestra sociedad desde entonces. No han faltado en ningún momento un puñado de incertidumbres y, sin embargo, nos lanzamos temerarios a disfrutar de cada domingo, puente o vacaciones casi como si fueran las últimas.
La Semana Santa ha superado incluso niveles prepandemia en viajeros y gasto. Igual que el último verano. Con las familias ahogadas por la subida de precios, las hipotecas disparadas y la pesada carga de la escalada de costes energéticos que desencadenó la guerra. Ahora hay cuesta en enero, en abril, en mayo y hasta en agosto. Pero importa menos si podemos sonreír y abrazarnos y vivir al menos una vez más. No creo que exista mejor filosofía para no dejarse atropellar por las amenazas. Pudimos salir más fuertes y más solidarios. Quizá pudimos salir todos y salir juntos. Pero al menos aprendimos algo importante. A exprimir la vida realmente como si fuera la única. Es el mejor homenaje a los que se quedaron atrás en tantos meses de tinieblas. La felicidad se gana en batallas pequeñas. Por eso salimos mejores.