RUIDO BLANCO
La ilusión Atlántica
El Gobierno sanchista ha zanjado el debate a su manera, imponiendo sentimientos
La Cabina
Vencer con «b»
Castilla y León no tiene mar pero siempre tuvo océano. Esta tierra de descubridores miró desde hace siglos a horizontes tan lejanos que cruzaban el Atlántico. Sus antiguos y gloriosos reinos impulsaron gestas imposibles en un mundo que empezó a ensancharse primero y redondearse después. ... Aquellos valientes antepasados tuvieron el privilegio demiúrgico de nombrar ciudades y playas a su imagen y semejanza, igual que bautizan ahora los científicos estrellas de más allá de la Vía Láctea.
La presencia de ultramar en la cultura castellana ha sido constante desde el siglo XV. Aquí olemos la sal como si tras cada montaña nos esperara un puerto. Y los muelles descargaron riquezas. Quizá solo desde esta perspectiva se entienda el profundo sentimiento de pertenencia a la ruta Altántica que despliegan multitud de nuestras ciudades. Valladolid, Medina del Campo, León, Zamora, Palencia, Burgos o Miranda de Ebro se reivindican tan atlánticas como los vientos alisios y se disputan ser parada de un camino que termina en jazz y bolero.
El Corredor Atlántico es una ilusión de progreso que rebrota con las citas electorales. Una de esas infraestructuras recurrentes como la A-11 o la A-60 que llevan décadas en los papeles sin recibir jamás un impulso definitivo. Los políticos siguen vistiendo chistera. Tenemos robots camareros, la Inteligencia Artificial escribe noticias, recibimos fotos de páramos de Marte pero aquí esperamos el Corredor Atlántico exactamente igual que a inicios de siglo y milenio cuando quien firma empezaba en esto del periodismo.
En los últimos días la batalla por ser Atlántico ha resurgido. Prometen que llegará en próximos años (lo mejor de vender futuro es que lo gestionarán otros) una lluvia de millones para el corredor. Con ella han vuelto los ramales y puertos secos dibujados en servilletas. Secos de inversiones. El gobierno sanchista ha zanjado el debate a su manera, imponiendo sentimientos. Dice Raquel Sánchez que será Atlántico solo quien establece la Comisión Europea. «No es algo nuevo, ni de hace dos días», añade la ministra. En eso, desde luego, estamos de acuerdo.