el otero
Carreteras desastrosas
No hay más que trastear un poco por la Benavente-León o la A-67 a Cantabria para darse cuenta de hasta qué punto estamos
Mercado de baja presión
Gozos y sombras
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Iniciar sesiónSomos unos quijotes, como corresponde a los habitantes de este ilustre país: las carreteras son una porquería, pero no nos importa porque nuestras «dulcineas» son mucho más importantes. Hidalgos, menesterosos sí, pero de alta cuna: Francia, Italia, Portugal, más del 87% de sus carreteras con ... peajes. Aquí, el 13%. Eso sí, ¡con una dignidad!: vienen los turistas desde los Pirineos este verano, los camiones todos los meses y se encuentran con la magnanimidad hidalga de que el dinero es cosa de judíos. Aquí somos cristianos.
La red está hecha unos zorros: un informe reciente de la Asociación Española de la Carretera dice que más del 50% se encuentran en estado grave o muy grave de deterioro, cifras también aplicables a nuestra región, con el 39% en estado grave y el 18% muy grave. No hay más que trastear un poco por la Benavente-León o la A-67 a Cantabria para darse cuenta de hasta qué punto estamos en presencia de un asunto que ni mirar para otro lado ni el paso del tiempo van a resolver. Al contrario, se van a poner peor si no se hace algo.
Y ese algo no es solo de dinero. Lo primero, de concepto: nos engañarán quienes nos digan que no hay que pedir más dinero porque es mentira. No sé si los que viajan en Falcon lo saben, pero sí el resto de los seres humanos. Y las soluciones técnicas son urgentes. La primera, la viñeta para los foráneos: ya vale de hacer el primo quitando peajes a los camiones alemanes en tránsito para que los españoles tengan que pagar por cada kilómetro cuando circulan por los länder, los «département» o las «regione» italiana.
Y hay que empezar a hablar en serio del sostenimiento de la red viaria, hacer una auditoría, un plan de inversión, mirar recursos y empezar a financiarlos entre todos. Cuando han pasado tantos años sin mantenimientos adecuados, las obras cuestan el doble. Y tomemos conciencia del problema. Hablamos de unos trabajos que darán modernidad al país, estabilidad al transporte y generarán empleos. Dicen que harían falta 5.000 millones de euros al año. Tacita a tacita: igual suprimiendo un CIS por aquí, otro ministerio por allá, ciertos fastos por acullá… se da ejemplo y los conductores empiezan a animarse por pagar y por cobrar a los foráneos.
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