Valladolid dedica a Concha Velasco su última y más emocionada ovación

«No he visto nada parecido. Me recuerda al funeral de Miguel Delibes», resumía uno de los cientos de ciudadanos que, apostado en la acera, esperaba la llegada del cortejo fúnebre frente al Teatro Calderón, a cuyo escenario se subió tantas veces la 'chica yeyé'. Durante casi una hora, muchas personas esperaron en la zona de la ciudad que más pasión reúne, porque allí hay cine, arte, representaciones teatrales, la Seminci... Y allí estuvo ella. Enfrente, la Iglesia de las Angustias, donde cada Semana Santa –«parece que esperamos una procesión», decía ayer un 'capillita'– se viven algunos de los momentos más emotivos con la entrada y salida de una Virgen a la que la actriz vallisoletana también glosó durante el pregón que pronunció hace ya años. Así que no era de extrañar que, cuando los vecinos de Valladolid atisbaron a lo lejos el coche fúnebre, estallaran los aplausos, los «¡Viva Concha Velasco!» «¡Guapa!», «¡Las piernas más bonitas!» e, incluso, los sollozos.

Primera parada frente a la placa con el nombre de la intérprete y la frase 'Mamá, quiero ser artista' para hacer una pequeña ofrenda, una corona de flores y un ramo, que colocaron en el vehículo el alcalde, Jesús Julio Carnero, y la concejala de Cultura, Irene Carvajal. Después, rumbo a la catedral, despacio, con muchos pucelanos en las aceras y muchos aplausos, y más ovaciones, hasta llegar a la plaza de la Universidad, junto a la Seo, abarrotada para ver entrar a la gran dama de la escena española.

«Muchísimas gracias a los pucelanos, no me esperaba esto, estamos realmente emocionados», fueron las palabras de uno de sus hijos, Manuel Martínez Velasco, que llegó junto con su hermano Paco y el resto de la familia. Muy emocionado, recordó cómo su madre «llevaba con orgullo la palabra Valladolid por todo el mundo, haciendo gala de su patria, de su ciudad y de su país, que es España».

Allí esperaban también a Concha Velasco el ministro de Transportes y exalcalde de Valladolid, Óscar Puente; la ministra de Igualdad, la también vallisoletana Ana Redondo; el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el vicepresidente, Juan García-Gallardo con tres consejeros del Ejecutivo autonómico, y el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, así como la delegada del Gobierno, Virginia Barcones. «Hoy en el cielo se está cantando 'una chica yeyé'», dijo Carnero. Su predecesor en el cargo, Óscar Puente, ensalzó que Concha Velasco siempre fue «una grandísima vallisoletana» y destacó el «recibimiento» con «mucho cariño» en su último adiós. «Sé que la ciudad la quiere muchísimo», concluyó. Redondo, por su parte, recordó que «era una mujer transversal, de consenso, una mujer socialista y ella lo dijo en muchas ocasiones, pero eso no le impidió acercarse y ser próxima a todas las sensibilidades y a todas las ideologías, eso la hace inmensamente grande, eso la hace un referente y un ejemplo».

También Fernández Mañueco alabó la figura de la fallecida como una «mujer tremendamente luchadora» que, a nivel profesional, «en tiempos en los que las mujeres lo tenían muy difícil, rompió todas las barreras». Destacó, además los «muchísimos reconocimientos» que recibió en vida la actriz vallisoletana, en primer lugar de su ciudad «donde fue capaz de unir a unos y a otros».

De hecho, cuando en 2018 recibió la Medalla de Oro de la ciudad, logró reunir a los tres alcaldes de la Democracia: Tomás Rodríguez Bolaños (PSOE), Javier León de la Riva (PP) y Óscar Puente. Ayer, en cierta forma, también lo hizo ya que, además de sumarse Carnero, dejó una de las imágenes más entrañables: la del exalcalde León de la Riva y la viuda de Bolaños ocupando el primero de los bancos junto a las autoridades.

Ya en el interior de la Seo, el féretro fue recibido por el arzobispo, Luis Argüello, y depositado delante del altar envuelto en la bandera de Valladolid y escoltado por dos policías locales vestidos de gala. Una sencilla ceremonia (los domingos no se pueden celebrar funerales) en la que el prelado destacó que «Concha ha sido un regalo para nuestra sociedad» y recordó que representó a «Hécuba, una mujer llevada por la venganza, y a Santa Teresa de Jesús, con su experiencia mística, pero finalmente el perdón de la santa vence sobre la venganza». «Concha Velasco ha pasado a un escenario nuevo en el que se caen las máscaras y aparece la belleza profunda», concluyó.

Antes de finalizar la ceremonia, el hijo mayor de la difunta agradeció desde el altar «el cariño hacia nuestra madre, una vallisoletana más». «Es un día triste pero muy alegre. La única pena es que no haya podido ver esta devoción que tenéis con ella aunque, si alguien se merece estar en el cielo, es ella y estará viendo este reconocimiento».

Cuando el féretro salía de la catedral, el cuarteto de la Escuela Municipal de Música interpretaba una adaptación de 'Una chica yeyé'. En el exterior, esperaban sus paisanos, que pudieron seguir la ceremonia a través de dos grandes pantallas. Después, y entre vivas y aplausos, una última ovación que, como un extenso eco, se fue repitiendo por las calles de la ciudad hasta llegar al cementerio, donde ya descansa en el panteón de personas ilustres, con Miguel Delibes como vecino más próximo. Las coronas y ramos de flores casi hacían imposible ayer leer la inscripción de la lápida a la que se acercaron muchos de los ciudadanos que se encontraban en ese momento en el camposanto.

Una vez que la familia y los políticos lo abandonaron, la sobrina de la fallecida Manuela Velasco agradeció «todo el cariño demostrado en Madrid y en Valladolid» «Temía este día y en ningún momento me esperé que fuera a ser tan bonito. Me parece abrumador. Gracias porque estamos sintiendo mucho amor», señaló entre lágrimas.