Así, entre las numerosas violaciones que los juzgados dan por veraces, cita una en la que ambos se encontraba en la piscina de la urbanización de Alicante donde los abuelos de la menor poseían un chalet. Pese a su situación de «guardador de su nieta y a pesar de la presencia de otros niños en aquella dependencia», el acusado «procedió a quitar -a la niña- la braga del bañador y a penetrarla vaginalmente» mientras le decía a la víctima que no se preocupase por la presencia de más personas en el lugar «porque sólo eran niños».
Ese mismo verano, y cuando la nieta contaba aún con 13 años, también «al menos en una ocasión» el abuelo «introdujo la mano por dentro de la braga del bañador» estando ambos en la playa «y una vez en el agua, procedió a penetrarla».
Cuando contaba con 15 años, el condenado fue a buscarla al instituto para acompañarla al domicilio de sus padres, pero una vez en la casa «y tras cerrar la puerta con cerrojo«, se dirigió con la menor a la cocina, donde volvió a violarla, según consta como probado en la sentencia.
Fue en las Navidades de 2019 y de nuevo en casa de los padres de la víctima cuando volvió a abusar de ella. Una vez los abuelos se marcharon de domicilio el día 26 de diciembre, la adolescente se encontraba «presa de los nervios» y cuando su madre intentó tranquilizar ella le trasladó que estaba «harta de vivir así», que había sufrido «la violación de un familiar» y que «ha sido el abuelo», rompiendo a llorar a continuación.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete