ARTES & LETRAS
Claudio de la Cal: «Me costó mucho parar el tren del fotoperiodismo»
Lleva más de tres décadas enamorado de la fotografía analógica, motivo por el cual montó en Salamanca el laboratorio 'Artística Marciana'. Su forma de entender este arte y sus trabajos para documentar la España rural le han valido el galardón
Antonio López, sobre sus puertas para la Catedral de Burgos: «Han sido seis años de mi vida muy interesantes, con luces y sombras»
Valladolid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónTuvo su primer contacto con la fotografía a finales de los ochenta por culpa de un compañero del servicio militar. Le cautivó y años más tarde comenzó a trabajar como fotoperiodista, un tren del que se quiso bajar en el nuevo milenio porque a Claudio ... de la Cal (Benavente, Zamora, 1968) le gusta tomarse el tiempo necesario para mirar de verdad. De su entusiasmo por «la magia del laboratorio» surgió hace cuatro años 'Artística Marciana', que instaló en la salmantina calle Velázquez. Es su lugar de trabajo, su refugio, donde se inspira... Allí da clases y en su cuarto oscuro ven la luz los trabajos que imagina. En este lugar nos recibe semanas después de recoger el Premio Internacional de Fotografía Piedad Isla para hablar de su forma de trabajar. Allí también está Marina, una estudiante de Bellas Artes en prácticas a la que introduce en la conversación siempre que puede porque el benaventano disfruta de «educar la mirada».
¿Qué supone para usted el Premio Piedad Isla?
Algo increíble. Es todo un orgullo y un honor. Todavía me pillas bajando de la nube. Además, me carga de mucha responsabilidad por todos los premiados anteriores, que son referentes a nivel nacional de la fotografía.
Eche la vista atrás... ¿Cuándo comenzó a interesarse por la fotografía?
Fue en 1988, haciendo la mili. Un compañero me enseñó una hoja de contactos, me dejó un libro de fotografía, unos apuntes... y empecé a curiosear. Entonces trabajaba en otros oficios. Estudié electrónica y reparaba televisiones y radios. Luego ya compré una cámara y comencé a interesarme. Todo surge a partir de ver la imagen salir del revelado en el cuarto oscuro. Ahí tuve la epifanía, aunque hasta 1994 no me hago profesional.
De todo el proceso que supone hacer una fotografía ¿De cuál disfruta más?
De todo. Cuando empiezas a trabajar en un proyecto esa labor de investigación te hace interesarte por temas que van cambiando según te pones... Es como hacer un primer viaje. Luego, cuando trabajas en analógico tiras las fotos, desarrollas y al volver al laboratorio haces como un segundo viaje porque su revisión te obliga a reflexionar... Con lo digital intento hacer lo mismo, trato de no ver mucho las fotografías cuando las hago y no disparar a lo loco, sino tenerlo todo controlado desde el principio.
Profesionalmente comenzó trabajando para medios de comunicación.
Sí, provinciales. Estaba en Benavente. Me sirvió para aprender a acercarme a los pueblos, a su gente... Yo el cuerpo de mi trabajo lo tengo en el mundo rural. El documental 'Isla Indómita' recoge que una vez Piedad Isla dijo a unos chavales que se le acercaron que tenía 82 cursos de universidad en alusión a sus años... Y que a ella la matricularon cuando nació. A esa idea me acoplo yo. Sigo aprendiendo según desarrollo mi trabajo.
Llega un momento en el que optó por dejar el fotoperiodismo. ¿Aún se le escapa esa mirada?
Es muy difícil de quitar. Me costó mucho parar ese tren y a día de hoy todavía me sale. Los fotógrafos a pie de calle tenemos que resolver, y luego eso es muy difícil de frenar. Lo dejé cuando me marché a Madrid a hacer un máster.
¿Qué le da una fotografía analógica que no le da un trabajo digital?
Literalmente, la plata. Con lo analógico hablamos de algo químico y físico; lo digital son unos y ceros. Los aluros de plata tienen un cuerpo, una cierta imperfección que se nota. Para mí, una copia sacada en el cuarto oscuro tiene más peso y más matices que cuando hay millones de píxeles. Y luego está la fisicidad, algo muy importante. Cuando tiras una foto en analógico tienes un negativo, que es el tiempo real congelado literalmente. Lo puedes tocar, ver... Decía Tarkovski que en el cine podías moldear el tiempo. Creo que tengo mucha influencia de este cineasta. Nosotros también estamos haciendo capturas, cápsulas del tiempo pequeñitas... que luego llevas a exponer, a un libro, a una revista... Así también estás cambiando al tiempo de sitio.
Ha mencionado a Tarkovski. ¿Siguen siendo los mismos sus referentes?
Han ido cambiando. He ido matando padres metafóricamente. Es necesario. Si te gusta mucho un fotógrafo lo que haces es imitarle. Es importante dejarle a un lado y encontrar tu propio camino. Cuando vienen los chavales por aquí a comprar carretes les digo que hagan muchas fotos, porque de ahí saldrán ellos. Luego, a mí me influye mucho ese cine contemplativo y reflexivo de autores como Béla Tarr. A él llegué por Tarkovski, a éste por el máster, donde también descubrí a Pinkhassov.... Es una esfera donde se van mezclando mundos. Y en España tengo influencia, la tuve y la tendré de José Manuel Navia (también Premio Piedad Isla), Ramón Masats, Cristina García Rodero, Ramón Zabalza...
Dígame algo del lugar en el que nos encontramos. ¿Cómo surge 'Artística Marciana'?
Fue culpa de la pandemia. Estuve pensando que debía buscar un sitio en Salamanca donde montar un laboratorio profesional, y ya que lo montaba, meter un plotter, y ya que lo tenía, dar clases de fotografía, y ya que las daba, vender carretes... Y así surgió, por la necesidad de reinvención.
¿Qué le gusta más del mundo docente?
Me gusta mucho educar la mirada. Que no se tiren fotos a lo loco. Les digo que hay que parar, mirar, ver... E ir a lo que quieres hacer.
¿Percibe un mayor interés por lo analógico?
Sí, mucho. Tuve abierta en Benavente una tienda de fotografía de 1997 a 2000 y he vendido más carretes aquí que en cuatro años abierto allí. Hay una vuelta clara, y sobre todo hay un interés muy grande por parte de gente joven que está estudiando. Millennials que vienen con lo digital en la cabeza y descubren cómo empezó todo.
¿Cuál cree que es la causa de ese interés?
La magia del laboratorio. Ver aparecer la imagen es algo mágico. En él, la luz es nuestra amiga y enemiga... Hay que seguir una técnica. Luego, te da satisfacciones cuando la cosa va bien, y decepciones, que suelen ser más.
El jurado del Premio Piedad Isla destacó su labor de documentación sobre la despoblación de los pueblos en el proyecto 'Menos de treinta'. ¿Recuerda cómo surgió?
Claro que sí. Tiene que ver mucho Navia y Julio Llamazares. 'La lluvia amarilla es un libro clave'. También la película 'El cielo gira', de Mercedes Álvarez. Cuando el Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana Manuel González Herrero me concedió la beca empiezo a trabajar con las dos cámaras, digital y analógica, y no me gustó nada. Medí cuenta de que estaba haciendo fotoperiodismo. Tuve claro que había ganado la máquina analógica porque en ella las imágenes estaban más pausadas. También que debía vivir allí donde iba a hacer las fotos, y hacerlo en invierno. No quería ser un fotógrafo de los domingos sino que la gente, cuando comenzara a trabajar, me considerara uno más. No podía entrar de repente en un bar de un pueblo con una Hasselblad, que es una máquina grande, y ponerme a disparar. Ellos debían saber quién era, qué iba a hacer, y ser los primeros en ver el resultado porque habían confiado en mí y me habían prestado su vida... En esto me basé mucho en Walter Evans y su proyecto para Farm Security Administration (FSA) documentando la vida rural durante la Gran Depresión.
¿Sabe siempre qué necesita fotografiar?
No. Es la búsqueda constante. Por ejemplo, veo que la despoblación es un tema finito, ya muy manido, pero luego hay mucho mundo rural para poder seguir trabajando. Está el turismo, la inmigración... El desarrollo de un proyecto es pensar, leer, ver... Decía Elliot Erwit que un fotógrafo no es la fotografía que hace, sino los libros que ha leído, las películas que ha visto... Apretar el botón es muy fácil, pero detrás hay todo un bagaje cultural que te está influyendo.
¿Ha dado con la fotografía perfecta?
No. Espero que no la haga nunca. La fotografía perfecta no existe, lo tengo clarísimo.
Pero sí existe algún trabajo del que se siente más satisfecho.
Sí, a día de hoy 'Menos de treinta', que es el que más me ha dado y el que he podido desarrollar con más tranquilidad y aplomo, dedicándome a él cien por cien. Cristina García Rodero me decía «tú a lo tuyo, céntrate, no te despistes», y así fue. Quién me iba a decir a mí que tras 30 años un jurado en Cervera de Pisuerga decide que merezco un premio. Eso me da alas y me pone en un sitio.
Piedad Isla, la «gran activista» en defensa del patrimonio de la Montaña Palentina
Henar DíazEl Teatro Ortega de Palencia acoge el preestreno del documental 'Isla Indómita' sobre la fotógrafa y etnógrafa española, «un referente cultural de nuestra tierra» que «merecía la pena rescatar»
¿De qué cámara no se ha desprendido nunca?
De ninguna. Me las quedo. Alguna la tiene algún amigo porque me la pidió en su momento y quiero que la tenga él, pero no suelo vender. Es algo material, pero con lo que te implicas emocionalmente porque con ellas has tenido muchas aventuras.
En 2026 abrirá en Soria el Centro Nacional de Fotografía. ¿Hacía falta una institución de este tipo?
Sí. Era algo necesario lo pusieran donde lo pusieran. Lo tienen Portugal, Francia, Inglaterra, Rumanía, Hungría... Pondrá en valor nuestro archivo histórico y hará que la fotografía ocupe el sitio que le debemos en este país. Luego está el tema del ámbito educativo. Así como en Bellas Artes están las especialidades de escultura, pintura, grabado, debería haber fotografía. No es necesario que esté dentro de ningún departamento ni en una unidad didáctica. Tiene un lenguaje por sí misma.
¿El próximo proyecto en el que trabaja?
Pues este año me fui a Porto Santo, una isla al lado de Madeira, invitado por un artista residente allí, y encontré algo muy interesante sobre lo que trabajar. Los proyectos llegan así, con las orejas y los ojos bien abiertos. Ahora lo estoy desarrollando. Tiene que ver mucho con la presión turística.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete