Las reinas magas

De momento (en esta España últimamente todo es «de momento»), los belenes clásicos se han instalado por casas, calles y tiendas, aunque no han faltado los que ya advierten de que puede llegar el tiempo en el que el belén político de turno se reparta las figuritas del «nacimiento«. Sería un «sindiós», pero en ello andan algunos que pretenden que en los venideros «nacimientos» San José aparezca lavando los pañales mientras María está de tertulia en una tele. Un «nacimiento» actual, dicen y, añaden, sin sonrojo, que el Niño podía ser cambiado por una niña. Tremendo, sí, lo de estos expoliadores de las tradiciones, por muy arraigadas que sean. No obstante, las gentes de buena fe confían en que si el tontorrón de Papá Noel no ha conseguido en décadas su propósito, con apoyos internacionales incluidos, menos lo van a conseguir politiquillos tan incultos como sectarios.

Pero, ¡ay!, salvadas, un año más la Nochebuena y la Navidad de tantos ataques que las bombardean, llegada es la hora de los Reyes Magos. Ninguna culpa tiene el cambio climático que ha dejado León sin nieve para lamento de agricultores y empresarios de las estaciones de esquí, de que por estas tierras no lleguen reyes magos, sino reinas magas, e incluso las pajes (de momento, en España todo es de momento, la Academia no autoriza el femenino de paje). Sucederá en la Cabalgata del 5 de enero en la localidad de Hospital de Órbigo. Tres reinas y con sus tres pajes femeninas para cumplir una reciente costumbre, según la cual tal honor corresponde a los quintos de cada año, en este caso, quienes en 2016 alcanzan los 18. Y por lo que dice el alcalde, en 1998 no hubo varón que naciera en Hospital de Órbigo. Eso de los quintos era, antaño, cosa de la mili (mozo desde que sortea hasta que se incorpora al servicio militar) pero ya se ve que también es asunto de la demagogia navideña.

Hace unos días, a raíz de un asunto parecido en un barrio de Madrid, donde habrá reina maga, Esperanza Aguirre, en una de sus peculiares ocurrencias, dijo. «Soy partidaria de la paridad, pero no de las paridas». Y a todo esto, en la capital leonesa, un Baltasar musulmán lanzando caramelos a cristianos, ateos, laicos, budistas… y a quien sea. Y todo, «de momento». En fin…