Navacerrada: patrimonio natural y cultural

Más de un siglo lleva practicándose esquí en este espacio entre Madrid y Segovia

Estado actual de la estación de esquí de Navacerrada, en la Sierra de Guadarrama EFE

I. Jimeno

Más de un siglo llevan sirviendo las laderas de la sierra de Guadarrama para la práctica del esquí. Las cumbres de Navacerrada alumbraron el nacimiento del deporte blanco allá por 1903, aunque no era nuevo lo de deslizarse sobre la nieve por el entorno. Y ... en 2021 , el Ministerio para la Transición Ecológica puede haber escrito su acta de defunción . Enclavada en pleno Parque Nacional, hacer de la estación invernal un Bien de Interés Cultural (BIC) puede servir como maniobra para mantener con vida al segundo complejo de esquí más antiguo de España. Patrimonio natural y cultural, de la mano.

La vetusta historia esta pieza que sustenta la base de la historia del esquí en España mamando de la tradición noruega, sede del único museo del deporte blanco y cuna de campeones olímpicos como Francisco y Blanca Fernández Ochoa inspira el paso para impedir que el 31 de marzo fuese la última vez que esquís y tablas descendiesen pendiente abajo. A la iniciativa de la profesora de esquí María Jesús Martín-Merino, autora del libro recientemente publicado «Hijos del Guadarrama» , se han sumado la Junta de Castilla y León y la Comunidad de Madrid. Los dos territorios en los que se enclava la estación y que se niegan a que se hagan realidad las pretensiones del Gobierno de Pedro Sánchez de poner fin al esquí en Navacerrada. «Unidos», los presidentes de ambas autonomías, Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso, subieron el viernes junto a las pistas para defender su pervivencia, que va más allá de mantener activa la estación invernal. Tras ella, medio millar de puestos de trabajo directos en el propio complejo y los negocios asociados que ven pender de un hilo su continuidad, además de otros «muchos» indirectos.

Hitos históricos

Rechazan que existan las razones jurídicas que alega el departamento de Teresa Ribera para no renovar la concesión de las pistas en la vertiente segoviana y desmontan la idea de que sirva para descongestionar el tráfico en este punto de gran afluencia y vía de unión entre la mesa norte y la sur. Con el pretendido adiós El Bosque, Telégrafo y Escaparate, las pistas de mayor actividad y sin las cuales es «inviable» la estación para una concesionaria que ya ha anunciado que se ve abocada al cierre definitivo, están abocadas a que desaparezcan los telesillas precisamente de una de los complejos que primero contó con uno.

Otro hito en la historia de una estación que tras casi un siglo de funcionamiento vio cómo su entorno se aupaba a Parque Nacional. La máxima categoría de protección natural a la que ahora se quiere añadir la cultural para dar amparo a un complejo que nació como estación en los años 40 del pasado siglo, aunque desde 1903 se practicaba el deporte blanco y en 1907 aquí se fundó aquí el primer club de esquí de España.

Precursora de los cursos de formación de profesores, en Navacerrada se probó el primer sistema de producción de nieve del país y en 1955 ya contaba con un telesilla, el Gudarramillas, que facilitaba el ascenso a los miles de aficionados. Con momentos de auge y declive, incluso el PORN ( Plan de Ordenación de Recursos Naturales de Castilla y León -y también del Madrid- contempla para este espació una «zona de uso especial» en el Parque Nacional Sierra de Guadarrama que vio la luz en 2013 tras una larga tramitación. Lo hace en base al uso que desde 1903 se realiza en la zona para la práctica de deportes de invierno. Esquí entre buitres negros, cabra montesas, águilas imperiales ibéricas, mariposas isabelinas... Sólo algunas de las especies que tienen también aquí casa.

Las 33.960 hectáreas por las que se extiende el Parque Nacional, más las 62.687 de Zona Periférica de Protección, nacía con la estación en su seno. Y sus poco más de 7,6 hectáreas se clasifican como Zona de Ordenación Espacial, un «área turístico-deportiva, altamente transformada por la actividad humana», señala el PORN de Castilla y León, en el que se contempla expresamente que en ese espacio «se mantendrán los usos actuales, favoreciéndose iniciativas de mejora e integración ambiental y restauración paisajística, todo ello sin ampliación de las infraestructuras preexistentes». No da pie a nuevos complejos, a los que veta la posibilidad, incluso de ampliación, pero sí apunta que «excepcionalmente podrá autorizarse la modernización de las instalaciones existentes o su adecuación siempre que ello reduzca o al menos no incremente el impacto paisajístico actual

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