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El miedo vacía Cantalejo y Carrascal del Río (Segovia) en su primer día aislados

Tienen una tasa de 61,18 positivos por cada 10.000 tarjetas y 59 casos confirmados por PCR

Entrada de coches a Cantalejo parados por la Guardia Civil ICAL

ABC

Cantalejo y Carrascal del Río (Segovia) han iniciado este sábado su nueva condición de municipios aislados a causa de la Covid-19 con sus calles tan vacías como en la época del estado de alarma y un gran preocupación por el comercio local y la hostelería de la zona.

La Junta de Castilla y León anunció este viernes la orden de aislamiento para ambos municipios, que ha entrado en vigencia desde este sábado por un periodo de 14 días, mientras espera la ratificación judicial, sobre la que un magistrado deberá pronunciarse en las próximas horas.

Esta medida busca frenar la propagación del virus en la Zona Básica de Salud de Cantalejo, donde hay una tasa de 61,18 positivos por cada 10.000 tarjetas y 59 casos confirmados por PCR .

La principal novedad que introduce esta orden es la restricción de la libre entrada y salida de personas a los municipios salvo excepciones justificadas como ir a trabajar, cuidar a personas dependientes u otras necesidades de fuerza mayor.

Sí está permitida la libre circulación de personas residentes dentro de los municipios afectados pero, en la práctica, la medida ha significado el confinamiento total de los vecinos, que recuerda a los peores momentos de la pandemia.

Las calles permanecían este sábado completamente vacías en Cantalejo, localidad de 3.500 habitantes censados y unos 2.000 más en época estival, con la salvedad de algunos vecinos que caminaban con el periódico en el regazo y que las terrazas de los bares, aunque vacías, estaban puestas.

«Está la gente atemorizada», relata en una entrevista con Efe Ángel Sacristán, quien regenta un estanco en la Plaza del Ayuntamiento y asegura que «no es nada normal» que el pueblo esté desierto un sábado por la mañana: «La gente tiene mucho miedo» , afirma.

A este vecino le preocupa especialmente los efectos que este aislamiento tendrá en el comercio local, ya que, según asegura, todos los pequeños pueblos de alrededor acostumbran a hacer la compra en Cantalejo: "Mi temor es más económico que de contagio; el que no se muera de coronavirus, se va a morir del asco", lamenta.

La misma preocupación pesa desde este sábado en la menta de Eulogio Samaniego, propietario del bar El Casino, en la misma Plaza, para quien la noticia del aislamiento ha caído como una losa encima de su negocio: «Ya estaba la cosa floja y ahora, con esto, apaga y vámonos», asegura .

Su bar comenzaba «a ver la luz» tras la paralización del estado de alarma «muy despacio» y este sábado ha decidido abrir para probar pero, después de que no haya entrado ningún cliente en toda la mañana, probablemente cerrará las dos semanas: «Y estoy pensando en dejarlo del todo en octubre» .

En los accesos al pueblo, agentes de la Guardia Civil han estado rotando desde primera hora de la mañana para controlar el paso de cada vehículo, a cuyos conductores se les ha preguntado por su origen y destino e informado de las nuevas circunstancias.

Según ha informado uno de estos agentes a Efe, se trata básicamente de una labor informativa y durante toda la mañana no se ha propuesto ninguna sanción.

Han percibido un nivel muy alto de desinformación entre los vecinos de otros pueblos que tratan de acceder a este para realizar sus compras , ya que la medida fue anunciada en la tarde del viernes y ha entrado en vigor este sábado, y estos se les pide que no se queden en el pueblo, sino que continúen de paso.

Además de esta restricción de entrada y salida al municipio, la orden también establece la suspensión de las visitas a las residencias de ancianos y la limitación de las reuniones de cualquier tipo a un máximo de diez personas.

A unos 15 kilómetros, está Carrascal del Río, municipio en el que la nueva orden no ha supuesto apenas diferencia, puesto que sus vecinos ya llevaban ocho días confinados voluntariamente tras detectar una alta incidencia del virus.

Su alcaldesa, Henar de Pablo, asegura que en este pueblo, de 150 habitantes censados que llega a 450 en verano, ya se pusieron «las pilas» mucho antes: «Es lo que debería haber hecho la Junta, no tomar las medidas cuando ya está todo descontrolado» .

En esta localidad hay declarados tres brotes activos, que suman dieciocho casos positivos de coronavirus, pero el Ayuntamiento ha contabilizado más de cuarenta con los datos aportados por los propios vecinos.

Hasta hoy, todos eran casos leves y asintomáticos, y los afectados permanecían en aislamiento domiciliario, pero entre el viernes y el sábado la alcaldesa ha tenido conocimiento de que ya hay tres personas de más de 70 años ingresadas en el hospital con neumonía.

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