Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Cursis en dos idiomas
Como Pedro Sánchez no sabe lo que es la modernidad, porque supondría tener que inventarla y eso da mucho trabajo, ha decidido ir bautizando las miserias del pasado con nombres en inglés
El futuro se parece cada vez más al pasado, un pasado pobre con el que se iba tirando a falta de algo mejor. Y a falta de otra cosa, la estrategia del Gobierno es devolvernos al pasado discretamente haciéndolo pasar por una modernidad «chulísima» en ... la que embarcan a todos los horteras que creen que ser cursi en inglés es menos atroz.
Cuanto más ojeo la ‘Agenda 2030’ y la ‘España 2050’ más se asemeja el futuro a aquel país de la posguerra con pensiones pequeñas y torcidas que aparecen en las memorias de Umbral y en los cuentos de Hemingway. Aquellos años de sopas con más agua que sustancia y donde la felicidad eran unos churros a falta de chuletón.
Como Pedro Sánchez no sabe lo que es la modernidad, porque supondría tener que inventarla y eso da mucho trabajo, ha decidido ir bautizando las miserias del pasado con nombres en inglés para que le suenen resultones y progresistas a una sociedad cuyas aspiraciones cada vez se quedan más en los huesos. Dice el Ejecutivo que la estrategia de vivienda hasta el año 2025 incluye fomentar el ‘cohousing’. Para quien no sea cursi en dos idiomas significa, esencialmente, volver a la vida comunitaria de una pensión donde uno tenía derecho solamente a unos pocos metros cuadrados -con cocina compartida- a falta de dinero para poder comprarse un piso entero. Y todo porque la única estrategia que tiene la izquierda pasa por vendernos dos veces lo mismo: la Guerra Civil, la muerte de Franco, la igualdad entre hombres y mujeres, la vivienda que ya pagaron nuestros padres y cualquier cosa lúgubre que creíamos superada en general. La única España que concibe el PSOE, Podemos y el resto del contubernio gubernamental, carentes de imaginación, es aquella que ya sufrieron nuestros abuelos.
La modernidad para la izquierda es llevar ropa rehusada -remendada suena peor- por contaminar menos, no por falta de pasta , por supuesto, y después pedirle fiado a Cofidis en vez de al tendero. Usar la bicicleta -pelándose de frío en invierno y llegando sudado en verano- porque comprarse un coche eléctrico con el que poder moverse libremente por esta almendra central en la que están convirtiendo España entera es inviable. Y así, entre tanto, tienen entretenido al españolito, exactamente igual que lo estaba su abuelo… soñando con poder comprarse un coche mientras lo único que intenta es llegar a final de mes.
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