Las garrapatas ganan terreno en las zonas con mayor despoblación
Tres personas han fallecido desde 2016 de fiebre hemorrágica por picadura de «Hyalomma»
Estos son los síntomas de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo
ISABEL JIMENO
Al menos desde 2010 se tiene constancia de que el virus de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo circula por España. El vehículo a bordo del que viaje, la garrapata «Hyalomma», el vector de transmisión de una enfermedad que se suele dar en los animales ... de forma inocua . Pero, en ocasiones, ese círculo silente se rompe y pasa al ser humano, pudiendo ser letal. Sucede en contadas ocasiones, pero también que puede llevar a la muerte. Es lo que le ocurrió a un hombre de 69 años el pasado 11 de agosto. Tras varios días con sintomatología inespecífica, sus familiares hicieron memoria y recordaron que le habían visto quitarse una garrapata. Su proceso infeccioso se agravó de tal manera que pereció en el Hospital de Salamanca. Los análisis realizados en el Centro Nacional de Microbiología de Majadahonda (Madrid) confirmaban un nuevo caso de fiebre hemorrágica. Es el tercero letal en los últimos cinco años en Castilla y León. Los tres en esta comunidad, aunque uno con origen en la vecina Extremadura . Picaduras en el campo, su nexo de unión.
El primero, en 2016: un varón de 62 años que perecía tras haber reconocido haber sufrido una picadura de garrapata en la localidad abulense de Villarejo del Valle. En el verano de 2018, otro hombre de 74 años perdía la vida con la misma patología en Ávila tras sufrir una picadura de garrapata mientras participaba en una actividad cinegética en Helechosa de los Montes (Badajoz). Otra vez dos años después, la tercera muerte.
Aunque llamativos por el dramático final, Rufino Álamo, jefe de servicio de Salud Pública de Castilla y León, modula el posible alarmismo y hace especial hincapié en las medidas de prevención, pues la forma de «relacionarse con el medio» es clave en los contagios. « El virus está circulando, la garrapata está presente y la posibilidad de exposición de las personas ha sido elevada. Sin embargo, el número de casos de los que tenemos conocimiento afortunadamente es limitado» , subraya. Siete confirmados, tres con final fatal en una enfermedad para la que no hay vacuna. En la mayoría de las ocasiones, la picadura origina infecciones asintomáticas, incluida la fiebre hemorrágica, «que lo único que están haciendo es protegernos de cara a posibles infecciones posteriores», destaca.
«Es verdad que la epidemiología del problema determina que no sea una inquietud que haya que temer al máximo, pero sí que es cierto que conviene estar informados y tomar las medidas preventivas», incide Álamo. Y es que «las garrapatas han estado siempre y van a seguir estando», e incluso ganan terreno. El mismo que el ser humano va dejando y en el que estos artrópodos encuentran un cómodo hogar, al calor también del cambio climático y unas temperaturas al alza en territorios antes demasiado «frescos» para ellas y en los que ahora encuentran acomodo y completar así el ciclo que con dos «mudas» permite a las larvas pasar a ser ninfas y, de ahí, a llegar a adultos, cuando más posibilidades de transmitir enfermedades alcanzan.
El «abandono» del medio rural en el que la maleza gana terreno, la cada vez mayor abundancia de animales silvestres y la menor presencia del pastoreo favorece ese «círculo» cada vez más amplio de convivencia entre garrapatas y los grandes herbívoros como corzos, ciervos o jabalíes en los que suele hospedarse. Aunque, en ocasiones, estos hematófogos (se alimentan exclusivamente de sangre) localizan en el humano una buena «fonda» a la que agarrarse para nutrirse. Eso sí, deja claro, «no todas las garrapatas están infectadas» y transmiten por lo tanto el virus «y lo que es más importante, si somos capaces de indentificar muy pronto a la garrapata que se nos ha fijado y la retiramos, no le damos tiempo a que nos infecten».
En zonas cálidas
«Se apunta con claridad» a que la despoblación favorece la expansión de las garrapatas, señala este experto, quien desde 1995 forma parte del «Programa de prevención y control de las antropozoonosis transmitidas por garrapatas» que se lleva a cabo en Castilla y León. Tener más terreno en el que la cobertura vegetal se expande es el combustible perfecto para que el «vehículo» a lomos del que viaja la garrapata gane velocidad y se expanda. Además, con una capacidad de supervivencia «enorme». Puede aguantar años sin alimentarse.
«La salud de las personas está directamente relacionada con la salud de los animales y del medio» , recalca Álamo, quien llama la atención sobre el hecho de que los «desequilibrios» que es están produciendo por la «alteración de las condiciones habituales» están originando «nuevos problemas». Ya hay ejemplares de «Hyalomma» en latitudes más al norte, donde hace años era impensable, llegando más allá de España.
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