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Ante el cierre de la central

Garoña: siete años de solitaria cruzada de Castilla y León

Juan Vicente Herrera no ha podido contar ni con la unidad del PP ni con la de las eléctricas propietarias de la central en la defensa de su continuidad

El presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, con el ministro Álvaro Nadal, en una reunión el pasado mes de mayo ICAL

MARÍA GAJATE

Tras 46 años en pie y pese a contar con el beneplácito técnico para alargar su vida, Garoña firmaba este martes su sentencia de muerte. La noticia, esperada por el conflictivo escenario empresarial y político en el que se tenía que tomar la decisión, ... ha sido respaldada por gran parte de la sociedad. Partidos, comunidades, ecologistas..., brindaban por la clausura de la planta. Mientras, en Castilla y León se ponía el grito en el cielo por lo que la Junta definió como un «error histórico». Y es que acabado el culebrón que se ha desarrollado en torno a la central desde 2009, esa foto final de todos festejando y uno lamentando refleja la situación en la que esta autonomía se ha encontrado en los últimos años, sola en la defensa de que el reactor estuviera en marcha, tanto en el plano político - Juan Vicente Herrera le ha trasladado por carta a Mariano Rajoy que se siente «abandonado» y tampoco ha contado con el respaldo de otras formaciones en su región-, como en el territorial -las regiones limítrofes eran contrarias-. Ni siquiera ha podido contar como aliadas con las empresas dueñas de la planta, que en los últimos meses no han luchado por un futuro para su propiedad.

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