13F: Frías, tensas e inéditas: así serán elecciones autonómicas
Son la antesala de las generales, llegan en invierno, con pandemia, separadas de las municipales y con más partidos. La tormenta perfecta para la cita con las urnas del 13 de febrero en la que sólo sus principales protagonistas se repiten
Montse Serrador
El adelanto de las elecciones autonómicas en Castilla y León abre un escenario inédito hasta ahora en la Comunidad que puede tener consecuencias en las urnas ahora y en citas futuras. El 13 de febrero están convocados 2.094.490 ciudadanos para elegir a sus ... 81 representantes en las Cortes y, por lo tanto, para decidir qué formación o formaciones políticas dirigirán la Comunidad en los próximos cuatro años, si un adelanto electoral no acorta el plazo como acaba de ocurrir. No lo tienen fácil las empresas demoscópicas para acertar con unos resultados en los que confluyen demasiados elementos, algunos desconocidos en estas tierras. Sólo sus principales protagonistas repiten y volverán a verse reflejados en la misma foto de mayo de 2019. Alfonso Fernández Mañueco (PP), Luis Tudanca (PSOE) y Francisco Igea (Ciudadanos) ilustrarán los carteles -aún no está decidido el candidato de Podemos, que entonces fue Pablo Fernández- en una campaña que se prevé tensa y dura, tan fría como los meses de enero o febrero en los que se va a desarrollar. Y es que los dos años y medio de legislatura y su final abrupto han proporcionado sobrados argumentos a cada uno de los actores para sacar todo un arsenal con el que, en principio, creen poder ganar votos. No será fácil con un escenario desconocido, donde las ‘naves’ tendrán que luchar contra todos los elementos.
En pleno invierno
Es la primera vez que Castilla y León vota en una fecha distinta al cuarto domingo de mayo. Eso supone que se coloca como la séptima comunidad en la que los comicios ‘bailan’ por el calendario, como ocurre con Galicia, País Vasco, Cataluña, Andalucía, Valencia, y Madrid. Y no resulta baladí. Haber cambiado la hermosa primavera por el frío invierno de Castilla y León puede tener efecto en un territorio en el que el que muchos de sus electores viven en municipios de menos de 1.000 habitantes donde la población está muy envejecida. Salir de casa va a costar, así que los partidos políticos tienen la nada fácil labor de convencer a los votantes para que esa jornada acudan a votar haga frío, llueva o nieve.
Sin las municipales
Otra de las diferencias con respecto a anteriores citas electorales es que, también por primera vez, se separarán las elecciones municipales de las autonómicas cuando hasta ahora siempre habían ido de la mano y parece demostrado que el voto en las primeras arrastra en las segundas. A priori, es el PP el que podría salir más perjudicado, dado que es el que ha obtenido tradicionalmente el mayor porcentaje de papeletas en los municipios. De hecho, en las elecciones de 2019 fue la opción más votada con el 34,82 por ciento, seguida por el PSOE, con el 32,45, mientras que en las autonómicas el resultado fue a la inversa, los socialistas se hicieron con el 34,84 por ciento y los populares cayeron al 31,53. No obstante, el partido que más puede experimentar las consecuencias de separar las dos votaciones es Por Ávila, al que las encuestas vaticinan la pérdida del único procurador con que cuenta actualmente en las Cortes autonómicas. La formación abulense, que nació de una escisión del PP en esta provincia, logró en los comicios autonómicos el 9,62 de las papeletas de la provincia, mientras que en las municipales llegó al 14,84 y en la capital amurallada al 35,14.
Todo va a depender, por lo tanto, de la capacidad de movilización de los concejales de cada partido pero, sobre todo, de los del PP porque sólo si deciden involucrarse en la cita del 13F podrán conseguir que la hegemonía municipal de la formación se traslade a las autonómicas. El propio presidente del partido en la Comunidad y de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, arrancó esta semana la precampaña llamando a la movilización de todos, desde simpatizantes, hasta afiliados y, sobre todo, cargos públicos de todas las administraciones. Y es que en los últimos comicios, el triunfo en las municipales permitió al PP aguantar el tipo a duras penas a pesar de perder las autonómicas, pero en esta ocasión no contará con ese apoyo.
La abstención
La abstención es un temor cierto. A una mala jornada climatológicamente hablando se sumaría la pandemia que, para el 13 de febrero debería haber remitido, al menos en la escalada imparable de contagios con la que se ha acabado el año. Lo habitual es que se produzca, sobre todo, entre los jóvenes, pero en una comunidad como Castilla y León, con un elevado porcentaje de población mayor de 65 años y residente en el medio rural, el frío y el miedo al Covid pueden causar estragos. Y en este escenario quien más perdería sería el PP si se tiene en cuenta el perfil de sus votantes.
En julio de 2020, en plena pandemia, se celebraron elecciones en el País Vasco y Galicia y la abstención alcanzó el 49,22 y 50,03 por ciento, respectivamente. Bien es cierto que las elecciones de Madrid del 4 de mayo de este año tuvieron una participación récord y sólo se quedaron en casa el 28,26 por ciento de los electores, aunque en esa ocasión confluían muchas circunstancias para tan masiva respuesta. En la última cita de Castilla y León, la de mayo de 2019, no votaron el 29,19 por ciento de los electores.
El adelanto electoral
También el adelanto electoral puede afectar al sentido del voto ya que, como ha demostrado el último sondeo de GAD3, la mayoría de los encuestados se mostraron contrarios a esta decisión, aunque al mismo tiempo dijeron que votarían al PP. La opinión contraria al adelanto se podría trasladar al voto, al igual que la propia gestión que de la pandemia ha hecho el Gobierno autonómico, aunque teniendo en cuenta que en las primeras olas fue de los más restrictivos y en la sexta, de los menos, tendrá defensores y detractores casi a partes iguales.
Nuevos partidos
La entrada en escena de nuevos partidos como son los procedentes de la Plataforma de la España vaciada provocaría una mayor dispersión del voto. Todo apunta a que sólo obtendrá resultados ‘Soria ¡Ya!’, que lograría un procurador. La pregunta es ¿a quién se le quita? Al ser un partido más transversal, podría suponerse que se hace con el último escaño en juego que, en 2019, fue a parar al PP, pero también cabría interpretar que logra el que podría haber obtenido Vox, aunque sería el PSOE, que obtuvo tres, el que lo pierde.
Crispación política
La campaña se prevé dura, sobre todo entre sus tres principales protagonistas: Mañueco, Tundaca e Igea. Los tres tienen mucho que ganar y que perder: el Gobierno, los dos primeros, y su supervivencia, el tercero. Además, afrontan la cita electoral después de un final de legislatura muy crispado en el que no han faltado tristes espectáculos en el hemiciclo de las Cortes. La disolución del parlamento y el adelanto electoral elevó a la enésima potencia la tensión, sobre todo entre los candidatos de PP y Cs aunque, el primero, ya ha demostrado que prefiere bajar el tono; el segundo sigue en todo lo alto.
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