Aparece muerto el niño arrastrado por el río Sil en Ponferrada

El suceso se produjo en torno a las seis y media de la tarde de este miércoles, cuando los dos hermanos jugaban en la explanada existente en la orilla del río, junto al Puente García Ojeda . Su pelota cayó al agua y los niños se lanzaron para intentar recuperarla, pero sin reparar en el caudal, cuya fuerza los empujó aguas abajo. De inmediato, varios testigos avisaron a los Bomberos que se movilizaron con rapidez suficiente para rescatar al hermano mayor , de 17 años, quien pudo ser localizado más allá del puente del Ferrocarril, donde reclamaba ayuda a gritos.

No hubo tanta suerte con su hermano pequeño, que fue buscado sin descanso, mientras la luz natural lo permitía. Por una parte, dotaciones de Bomberos: unos a pie, pisando cada centímetro del lecho del río, mientras sus compañeros los sujetaban con cuerdas desde la orilla; otros, dispuestos con equipos de buceo; y, finalmente, un tercer grupo en una lancha neumática, aguas abajo del lugar del suceso, hasta más allá de la desembocadura con el río Boeza, a pocos metros del lugar, y donde el caudal se multiplicaba. Después, voluntarios de Protección Civil emprendieron otra tarea de búsqueda, a varios kilómetros de distancia, desde el puente de la carretera de acceso al pueblo de Toral de Merayo, y siguiendo la dirección contraria al río.

La operación fue supervisada por el concejal de Policía, Seguridad y Protección Civil del Ayuntamiento de Ponferrada, Ricardo Miranda, quien gestionó, ante la Confederación Hidrográfica Miño-Sil y la dirección de Endesa, el cierre de las compuertas de los embalses, aguas arriba, a fin de reducir el caudal de los ríos y facilitar las labores de rastreo. La reducción de la cantidad de agua facilitó las labores de los Bomberos.

El momento más dramático de la tarde se produjo cuando la madre de los niños, de nacionalidad rumana, se personó en el lugar. A su llegada, lanzó lógicos gritos de desesperación, y llegó a desmayarse. Necesitó de asistencia médica, a cargo de un equipo de Emergencias, que también había desplazado una ambulancia. El vehículo había servido, primero, para la atención del adolescente que había sido rescatado. Luego, permitió auxiliar a la mujer, que fue trasladada al Hospital del Bierzo.

La intervención se desarrolló, también, bajo la mirada de decenas de curiosos , que se agolpaban encima de los puentes García Ojeda y del ferrocarril. Se da la circunstancia de que, algunos de ellos, llegaron a invadir las vías, obligando a los trenes a reducir su velocidad y hacer sonar con insistencia sus bocinas, para evitar males mayores.