Desciende a nivel 1 de peligrosidad el incendio que ha quemado más de 30.000 hectáreas en Zamora

Aún así, los equipos de extinción siguen trabajando para evitar posibles reproducciones en los más de 120 kilómetros de perímetro del fuego que dejado el que ya es uno de los mayores incendios forestales registrados en España en lo que va de siglo y el peor sufrido en la historia de Castilla y León.

El fuego, que comenzó por varios rayos de una tormenta seca a última hora de la tarde del miércoles, ha obligado a intervenir a un dispositivo compuesto por efectivos de la Junta de Castilla y León, así como de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y llegados de otras comunidades que se han ido retirando paulatinamente desde que este domingo, gracias a la mejoría de las condiciones meteorológicas, el fuego se pudo dar por estabilizado.

De hecho, el fuerte y cambiante viento de más de 30 kilómetros por hora, con rachas que superaron los 70, así como la sequedad del terreno y las altas temperaturas, cercanas a los 40 grados, complicaron sobremanera las labores de extinción y obligaron a la evacuación de una treintena de pueblos, que han logrado salvarse de las llamas, aunque sí hay construcciones afectadas.

La mejoría en las condiciones meteorológica en la noche del sábado permitió que a primera hora de la mañana del domingo pudieran regresar a sus domicilios los vecinos evacuados a los pabellones habilitados estos días en Alcañices, Benavente y Camarzana de Tera.

A su regreso, un panorama desolador de cenizas que ha consumido lo que antes era un paisaje verde y medio de vida ahora fundido a negro. Reserva de Caza, la Sierra de la Culebra es un ecosistema único en el que habita una de las mayores poblaciones de lobo ibérico, así como cientos de cérvidos, además de poseer una importante riqueza micológica que ha quedado dañada.

El fuego ha consumido en cuatro días más de 30.000 hectáreas de terreno antes de que comience la temporada estival de lucha contra incendios forestales y ha motivado numerosas críticas sobre el dispositivo desplegado para atajar las llamas.

Un fuego con una virulencia y potencia, con llamas de hasta 20 metros de altura que ha avanzado impulsado por el viento , llegando a saltar barreras naturales como carreteras e incluso los 500 metros de una orilla a otra del embalse de Agavanzal.