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Artes&Letras / Hijos del Olvido

Beatriz de Bobadilla: una mujer en el almario

Dama de corte de Isabel la Católica, de quien recibió el marquesado de Moya, acompañó a la reina desde niña y la guio en sus decisiones

NIETO

Fernando Conde

No es ésta la primera Bobadilla (¡ojo!, que es con mayúscula, no confundirse) de la que hablamos en esta sección mensual dedicada a personajes inexplicable e injustamente opacados por el paso del tiempo. Antes fue Isabel de Bobadilla, primera gobernadora de Cuba, y ahora le ... toca el turno a otra Bobadilla, aún mayor por su relevancia histórica. Na cida en Medina del Campo, hacia el año 1440, Beatriz de Bobadilla fue hija de Pedro de Bobadilla y María de Maldonado, un matrimonio de la nobleza menor castellana. Beatriz fue una joven viva y despierta; una mujer, después, de las de armas tomar, fino olfato político y firme carácter. Una dama de corte que llegaría a ser la mano que meció la cuna de la más grande reina que ha tenido España… y el universo mundo, probablemente. Quiso la suerte que al padre de la Bobadilla, en el albor de la segunda mitad del XV, le cupiera el honor y la responsabilidad de ser el alcaide del castillo de Arévalo, lugar al que con el ascenso al trono de Enrique IV el Impotente, hermanastro de la futura Isabel la Católica, ésta, su hermano Alfonso y su ya por entonces demenciada madre, Isabel de Portugal, fueran a parar. Allí una muy niña Isabel, de apenas tres años, trabaría lazos de amistad y guía con una casi adolescente Beatriz. De aquella relación infantil, que duró en esa primera etapa ocho años, hasta 1462, surgiría con el correr del tiempo una relación de respeto mutuo, cariño sincero y deuda vital, o si se quiere, una relación muy parecida a la amistad.

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