El vino, el aceite y el queso de Castilla-La Mancha tendrán que pagar aranceles del 15%
Finalmente, no habrá excepción, como esperaba el Gobierno de García-Page, que exigirá compensaciones y elevará una protesta formal a Bruselas
El aceite de oliva, el queso y el vino abocados a una etapa «crítica»
Toledo
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Iniciar sesiónFinalmente, y si nada lo impide, productos agroalimentarios como el queso, el vino o el aceite -tan importantes para la economía de Castilla-La Mancha- no contarán con un trato diferenciado y tendrán que pagar aranceles del 15%, según el acuerdo ... entre EEUU y la Unión Europea (UE) por el cual ese porcentaje se aplicará a las importaciones europeas mientras que se rebajarán los gravámenes a los productos estadounidenses.
Ello supondrá para el sector en la región un incremento en los costes de exportación para los citados productos agroalimentarios, lo que ha causado seria preocupación en Castilla-La Mancha, especialmente porque se tenía la esperanza de que esos productos formaran parte de una partida excepcional que no iba a tener que asumir ese gravamen del 15%.
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El vicepresidente segundo de la Junta, José Manuel Caballero, ha anunciado este viernes que el Gobierno de Castilla-La Mancha elevará su protesta a Bruselas: «En ningún caso habría que haber aceptado un arancel del 15% para el vino y otros productos agroalimentarios. Vamos a hacer esa exigencia en las próximas semanas, que tenemos reuniones en Bruselas y a nivel internacional -alguna de ellas con la participación del presidente Emiliano García-Page- de reivindicar apoyo a los sectores productivos agroalimentarios de Castilla-La Mancha y del resto de sectores que se puedan ver perjudicados por este arancel del 15%».
También, la eurodiputada del PSOE y miembro de las Comisiones de Agricultura y Comercio Internacional, Cristina Maestre, ha arremetido contra este acuerdo arancelario que «desde Bruselas se presenta como un triunfo de la estabilidad y la previsibilidad». Maestre subraya que aunque Ursula von der Leyen y Maroš Šefčovičlo han descrito como un paso estratégico para evitar una guerra comercial, «en realidad, lo que consagra es un pacto profundamente desequilibrado: un respiro limitado y ficticio para la automoción, a costa de abrir de par en par las puertas a la competencia agrícola norteamericana».
«En otras palabras, los fabricantes de coches apenas aseguran un alivio parcial, mientras los agricultores europeos quedan expuestos a perder mercado en su propia casa, con la entrada masiva de porcino, frutas, hortalizas, semillas y otros productos agroalimentarios estadounidenses que podrán entrar a precios muy competitivos y a arancel cero. Productos que, además de ser más baratos, se producirán bajo exigencias regulatorias mucho más laxas que las impuestas a nuestros agricultores y ganaderos en la Unión Europea, generando una competencia desleal que amenaza con arrasar sectores enteros de nuestra producción».
Con este acuerdo -prosigue la eurodiputada socialista- se cambia «un alivio dudoso en un sector industrial concentrado por un golpe directo a millones de pequeños y medianos productores. Las organizaciones vitivinícolas, como la Conferencia Española de Consejos Reguladores, lamentan una negociación 'débil' que deja al vino y a las bebidas espirituosas bajo un arancel del 15%, dificultando aún más su presencia en el mercado estadounidense, donde ya habían perdido un 20% de valor en el primer semestre».
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