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Admite que acuchilló a su mujer en Mora pero no se declara culpable

El acusado, J.R.G.S., dice que sufría una depresión «severa y grave» y cometió «un error garrafal»

El acusado, este lunes, llegando a la Audiencia Provincial de Toledo CMM

EFE

El acusado de asesinar a su mujer, aquejada de la enfermedad «huesos de cristal», en febrero de 2017 en la localidad toledana de Mora , y para el que el fiscal y las acusaciones piden prisión permanente revisable , ha admitido que la acuchilló pero no se ha declarado culpable .

En la primera sesión del juicio con jurado que ha empezado este lunes en la Audiencia provincial de Toledo , el acusado, Jorge Rafael García, no ha negado los hechos -que le asestó dos puñaladas mortales- y lo ha achacado a su estado -dice que sufría una depresión «severa y grave»- y al «calentón del momento» que le llevó a cometer un «error garrafal».

Tras la constitución del jurado popular -compuesto por cuatro hombres y cinco mujeres- que ha durado unas dos horas, el acusado ha respondido a las preguntas de las acusaciones y defensa y se ha dirigido a los miembros del jurado para manifestar: «No quiero justificar lo que yo he hecho porque no tiene justificación, pero todo tiene un porqué detrás».

Ha relatado que conoció a la víctima por internet y que cuando vino a la península desde Canarias no le contaron «toda la verdad» sobre la enfermedad que sufría su entonces futura mujer, como los «episodios violentos» que «la pobre, que en paz descanse» -como ha recordado a su esposa- sufría por la medicación.

No obstante, ha reconocido que conoció a los médicos y que era consciente de las consecuencias de la enfermedad de Menier que sufría su mujer, y ha asegurado que no se planteó marcharse por la hija en común de ambos, porque no quería irse a Canarias con ella y alejarla de su madre.

También ha dicho que «no era tan idílico el ambiente familiar como lo han querido hacer ver», pese a que vivían en la vivienda el matrimonio, su hija, los padres de ella y la hermana de la víctima con su hijo pequeño; y que la familia de su mujer se sentía «superior» con respecto a su propia familia hasta el punto de que le «prohibían» llevar a su hija a las islas.

En todo caso, él trabajaba para la distribuidora de bebidas que tenía el suegro, un negocio familiar que pusieron a su nombre cuando el propietario se jubiló y del que ha dicho que era una «ruina» porque su predecesor en el cargo hacía «algunos chanchullos».

Depresión

Cuando la empresa comenzó a tener pérdidas, dejó de ir a trabajar con asiduidad -lo hacía solo algunos días u horas- y es cuando ha contado que empezó a tener depresión, a tomar medicación e incluso a ser ingresado en dos ocasiones por su estado.

Abandonó la medicación aproximadamente dos meses antes de los hechos por los que se le juzga porque, según ha comentado, «estaba hasta las narices» de que le «tuvieran drogado», y eso le provocó un estado de nerviosismo constante .

Sobre el día 5 de febrero de 2017, el procesado ha afirmado que su mujer entró en la habitación donde él se encontraba, pero ha negado que estuviera dormido, y empezaron una discusión de la que no recuerda el detonante. Fue a la cocina, cogió un cuchillo y le dio dos puñaladas a su esposa, ha aseverado, para a continuación asegurar que «no hubo ensañamiento» y negar que tirase también a su suegra al suelo amenazándola por interponerse para intentar salvar a su hija.

A preguntas de las acusaciones, ha asumido que sabía de la vulnerabilidad de su mujer de modo que «con una simple mota de polvo podía llegar a desmayarse», según uno de los letrados de la acusación, pero ha llegado a decir que «caminaba perfectamente por la casa» y que «corría cuando jugaba con los niños».

Declaraciones de la familia

Sin embargo, en la prueba testifical han declarado la hermana y los padres de la víctima así como el enfermero de la fallecida, y todos han coincidido en que era «imposible» que pudiera correr y que hasta en el mejor de sus días perdía el equilibrio o no podía comer con normalidad.

El testimonio de la hermana y los padres, que no han podido contener las lágrimas al recordar lo ocurrido, ha revelado que al principio tenían una buena relación con el marido de su hermana e hija pero que cambió «cuando se agotó el dinero de la empresa».

El día de autos, la hermana, el padre y la hija de la víctima iban de viaje a Madrid para hacer unas compras pero se dieron la vuelta al recibir un mensaje por 'whatsapp' de la víctima que alertaba de que su marido «iba a por un cuchillo» y la quería matar. Cuando llegaron ya «estaba todo hecho», ha llorado el padre.

La vista se reanudará este martes con el testimonio de la Guardia Civil, médicos y forenses que han intervenido en el caso.

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