Inés Cañizares (Vox): «Santiago Abascal no puede plegarse a Trump en lo que nos perjudique»
La vicealcaldesa de Toledo dice que «Vox nunca vino a arrodillarse ante los poderosos» y que «nadie es imprescindible», y pide mayor participación de los afiliados y más democracia interna
Un centenar de críticos de Abascal se cita en Madrid: «Me da miedo que el Vox actual llegue al Gobierno»
Toledo
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas aguas bajan algo turbulentas en Vox. La vicealcaldesa de Toledo habla de ello en esta entrevista.
—¿Qué está pasando en su partido? Los concejales de Vox en el Ayuntamiento de Ciudad Real han roto el pacto con el PP y el alcalde les ... ha quitado sus responsabilidades.
—Precisamente he tenido la oportunidad de hablar con Ricardo Chamorro, que era portavoz. Hemos sido compañeros en la legislatura anterior en el Congreso de los Diputados, y la percepción que comparto con él es que el PP, a mediados de legislatura, -y teniendo en cuenta el número de concejales que tiene y con unos presupuestos ya aprobados para 2025-, ha diseñado esta estrategia. Ha aprovechado la coyuntura y el momento de enfrentamiento por esos cuadernillos sobre la diversidad familiar, para cesar a los concejales de Vox.
—¿Cree que estaba premeditado?
—Es una estrategia del PP que no se diseña de la noche a la mañana y que estaba premeditada: aprovechar cualquier momento o excusa para romper con Vox. Me da la sensación de que el alcalde de Ciudad Real es partidario -o al menos este gesto así lo ha demostrado- de las consignas de Feijóo: que es preferible pactar con el PSOE que pactar con Vox.
—Pero el PP con el PSOE pacta poco.
—Bueno, pactan poco pero les votan a su favor. Ellos tienden la mano al PSOE; otra cosa es que el PSOE no se la coja porque el final va a lo suyo y elige a sus propios socios, lo cual me parece muy legítimo. Pero da la sensación de que el PP está deseando que el PSOE se acerque a él y que pacten. Parece que el alcalde de Ciudad Real ha preferido romper con Vox porque no creo yo que haya sido motivo suficiente el hecho de que uno de los concejales, Ricardo Chamorro, se haya opuesto a la distribución de esos cuadernillos. Ya se sabe que el PP, en muchas ocasiones, dice una cosa dentro y otra fuera, y en ese sentido hay que ser honestos con uno mismo y con los demás. Si no estás de acuerdo con algo, exprésalo sin complejos. No se puede actuar en función de rédito electoral y de lo que piensen los demás. Yo veo que el PSOE y la izquierda en general actúan conforme a sus convicciones, a sus prioridades, independientemente de lo que opine la gente. Hay que ser valientes y cuando hablamos de que Vox gobierna en Toledo con valentía significa que tomamos nuestras decisiones y asumimos las críticas .
—Según sus palabras, la estrategia del PP ahora, a mediados de legislatura, es separarse un poco de Vox. ¿Cree que por miedo a que ustedes están subiendo en las encuestas?
—No lo había pensando, pero sí, puede ser uno de los escenarios. Están más pendientes de los demás que de ellos mismos, y esa no puede ser la estrategia de un partido que ha sido partido de gobierno. Vox nunca ha sido partido de gobierno a nivel nacional, tenemos menos votantes, menos seguidores, pero estamos subiendo en las encuestas y espero que lleguemos a situarnos en el 15% que teníamos en 2019, en torno a los 50 diputados.
—Quizá el PP quiera echar las redes en el caladero de votos del PSOE.
—Claro, el PP siempre quiere pescar votos del caladero del PSOE, y para eso se sitúa en el centro, pero también quiere captar voto de la derecha que últimamente ha estado más descontenta con sus políticas.
—¿La extrema derecha?
—A mí, lo de la extrema derecha me parece un término que se utiliza solo con fines peyorativos y despectivos...
—¿Y extrema izquierda?
—Pues igual. Los extremos considero que nunca son buenos porque cuando uno llega al extremo se radicaliza, y hay que alejarse del histrionismo, de los discursos que no estén basados en argumentos ni en el sentido común. Creo que los programas políticos y los discursos siempre tienen que estar basados en las necesidades de los ciudadanos, en aceptar la realidad y en decir la verdad. La ciudadanía más desafecta de la política no valora ni aprecia el histrionismo ni la radicalidad.
—¿Qué tal funciona el pacto de PP y Vox en Toledo?, ¿y cómo se porta el PP con ustedes?
—O nosotros con el PP (se ríe). Bueno, desde el principio aquí la palabra que se utilizó fue la de generosidad, sabiendo el peso que cada uno tenemos dentro del gobierno. Creo que nosotros siempre hemos sido bastante generosos y no hemos querido acaparar todas las competencias que hubiésemos sido capaces de gestionar, pero estamos relativamente satisfechos. Hay momentos en que tenemos debates internos con el PP porque no estamos de acuerdo. Y voy a utilizar una frase que a veces le sigo al alcalde: «Hay veces que os hacemos el trabajo menos agradable». No faltamos al respeto pero no tenemos complejos de decir aquello que pensamos y quizás eso puede levantar ampollas precisamente en la bancada de enfrente, en la izquierda. Y de ahí que nos insulten, nos llamen extrema derecha, xenófobos o racistas. Salvando esto, con el PP tenemos diferencias en materia presupuestaria, que ya las hemos negociado y salvado trasvasando fondos de unas concejalías a otras y buscando un poco el equilibrio entre todos. Somos un equipo que sí hablamos y los concejales del PP y Vox tenemos reuniones todas las semanas al margen de la junta de gobierno local. Opinamos y a veces ellos rectifican algún tema antes de que se haga público. También, Carlos Velázquez sabe que tiene una minoría muy menor, que tiene 9 concejales y que con 9 concejales en ninguno de los casos puede gobernar. Es que está justo hasta para tener una junta de gobierno local.
—¿Eso es una amenaza velada?
—No es una amenaza, es una realidad. Carlos Velázquez sabe de la fuerza de que dispone y que si quiere seguir gobernando tiene que contar con nosotros sí o sí. Recuerdo que la noche electoral me llamó por teléfono, una vez que se supieron los resultados definitivos, y me dijo: «¿Hay cambio o no hay cambio?». Y le pregunte: ¿tú por qué te has puesto más contento, por tus 9 concejales o por mis 4?». Ambos somos conscientes de nuestra prioridad, que era sacar al socialismo del Ayuntamiento de Toledo, dar un cambio en las políticas. Y en eso estamos.
—¿Tendrá la tentación el PP de hacer lo mismo que en el Ayuntamiento de Ciudad Real y romper por algún motivo la coalición de gobierno; lo cree posible?
—Rotundamente, no. Aquí el PP nos necesita. Ellos tienen 9 concejales y nosotros 4. Con su número de concejales no pueden aprobar nada en comisiones ni en pleno. Sería complicado que ellos asumieran las cuatro concejalías, salvo que decidan echarse en brazos del PSOE. Mi seguridad se basa en la palabra dada por el alcalde, él fue quien me pidió su apoyo. Hacer otra cosa sería como decir que su palabra no vale, y sinceramente no lo creo.
—¿Qué opina de la acción de gobierno del alcalde de Toledo?
—En términos generales considero que el balance es positivo, y además es lo que oigo de la ciudadanía; luego, si nos vamos a temas puntuales...
—Vox sube en las encuestas, pero no consigue detener las rebeliones internas. Recientemente ha habido un encuentro de un centenar de afiliados en Madrid pidiendo un cambio en la acción de Abascal. ¿Respalda usted su gestión al frente de Vox, está de acuerdo en todo lo que hace?
—Tenemos que ser razonables y entender que hay una persona que dirige el partido, que está llevando su acción conforme a unas directrices y que tanto los afiliados como los cargos estamos más o menos de acuerdo en ciertas cuestiones porque no somos clones y todos podemos disentir. Lo que no quiere decir que nos posicionemos en contra sino que podemos tener opinión propia sobre cómo se organiza el partido. Hablamos de una cuestión interna -no de la proyección del partido en la política nacional o internacional- sino de las personas que están organizando el partido dentro, y cómo se designan los presidentes provinciales, o a los que luego serán cargos electos. Yo nunca he formado parte de ningún órgano de gestión ni de dirección de Vox. Jamás he tenido cargo orgánico, nunca he querido tenerlo.
—¿Hay democracia interna en Vox?
—Los estatutos de un partido tienen que estar alineados con esa democracia que promulga la Constitución. Lo que hemos visto es que dentro de Vox partimos de unos estatutos que tenían una versión con mayor participación por parte de los afiliados, y se ha visto reducida esa participación. Considero que los afiliados deben aportar ideas y hacer debate interno porque eso enriquece el partido. Yo no estuve en esa reunión en Madrid, he visto el manifiesto, y no considero que sean los 'despechados' -como dicen algunos- sino personas que no están de acuerdo con la organización y tienen su derecho a expresarse libremente. Somos el partido de la libertad. Pero vamos, esto no solo pasa en Vox, también en el PSOE. Ahí tenemos el enfrentamiento histórico entre Emiliano García-Page y Pedro Sánchez. Pienso que elegir a los comités ejecutivos provinciales debería corresponder a los afiliados, por ejemplo, igual que los candidatos electorales.
—¿Cree que Santiago Abascal tiene remplazo? ¿Cree que si desapareciera como líder, Vox seguiría funcionando como hasta ahora?
—Pues esa es la pregunta que yo creo que está en el aire. Primero, decir que Santiago Abascal se fue del PP, donde militó durante muchísimos años, por falta de debate interno. Y él mismo lo ha dicho: nadie es imprescindible en Vox. Dijo hace unos días que asumía las responsabilidades de dirigir el partido, y me parece estupendo, pero -como él ha dicho también- nadie es imprescindible. Nadie ha dicho que quiera disputarle el liderazgo en una primarias y por lo tanto ahora mismo no le veo reemplazo.
—¿Y qué opina de Abascal en esa convención en los EEUU aplaudiendo a Donald Trump y prácticaente rindiéndole pleitesía?
—Cuando me afilié a Vox me parecía que era un partido muy necesario, de extrema necesidad en España en ese momento. Las políticas se habían desviado demasiado hacia la izquierda y había que compensar para llegar a un punto de equilibrio. Consideré que Vox era la fuerza política que venía pisando fuerte y decía las cosas claras. Vox nació con el espíritu de dar voz a muchos españoles que no se sentían representados dentro del arco parlamentario, pero nunca vino a arrodillarse ante los poderosos, siempre huíamos de las elites, del globalismo, de todo aquello que supusiera colectivizar a la gente, meternos a todos en un saco y darnos uniformidad. Éramos voces disidentes, ese Pepito Grillo que venía a abrir debates que ya estaban cerrados. Ahora, ir a EEUU me parece muy bien y yo he dicho que me gustaría que en España hubiese alguien como Trump que defendiese a los españoles igual que Trump a los americanos. Pero Santiago Abascal no se puede plegar a todo el trumpismo, a todo lo que Trump diga, si está diciendo cosas que nos están perjudicando. Javier Ortega Smith ha hecho unas declaraciones en esa línea y estoy totalmente de acuerdo. Si sus políticas perjudican a los españoles no vamos a firmar una carta de amor incondicional a Trump, no nos podemos plegar a todo lo que diga.
—No ha habido una respuesta clara de Vox contra Trump en el tema de los aranceles.
—Javier Ortega Smith lo dijo el otro día, que no le parecía bien que Vox ahora mismo, por boca de su presidente, diga que sí a lo que dice Trump. Sí que es cierto que Europa, Bruselas, la UE ha puesto a los pies de los caballos a los propios países en temas como el Pacto Verde porque efectivamente estamos en desventaja competitiva con Marruecos y el acuerdo Mercosur. Nosotros nos hemos impuesto nuestros propios aranceles con la propia normativa comunitaria. Pero que además de los que nos hemos puesto nos pongan otros desde EEUU, me parece mal. En vez de aplaudir a Trump o enfrentarse a Trump, lo que hay que hacer es hablar con Trump y negociar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete