El triatleta de 54 años Pedro Tomé vuelve a la competición con victoria 14 meses después de un infarto
«No tengo ningún 'shock' de aquel momento. No hubo esos fantasmas que me habrían atenazado. Lo trabajé bien desde el principio: si los médicos me daban el beneplácito para competir, lo iba a hacer; iba a volver a tope»
Pedro Tomé, hospitalizado en una uci después de retirarse del Ironman de Lanzarote
Toledo
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Iniciar sesiónEl triatleta toledano Pedro Tomé está feliz, no para de sonreír, y más ahora, después de lo que muchos consideran una hazaña. Sufrió un infarto hace 14 meses en el Ironman de Lanzarote, volvió el sábado a competir a sus 54 tacos y lo ... hizo a lo grande: ganó en su categoría, Veteranos 2 (de 50 a 60 años), la prueba Hoces de Cuenca. Cruzó el primero, con un tiempo de 2:23.12, después de nadar 1.500 metros, pedalear 40 kilómetros y correr otros 10, lo que en esta modalidad deportiva se conoce como distancia olímpica.
«No tengo ningún 'shock' de aquel momento en Lanzarote porque no sufrí nada, estaba normal y consciente. Todo el mundo me lo preguntaba, pero no tuve ningún mal pensamiento durante la prueba. No hubo esos fantasmas que me habrían atenazado», cuenta a ABC por teléfono mientras pasea por Toledo esta mañana. «Lo trabajé bien desde el primer momento: si los médicos me daban el beneplácito para competir, iba a volver. Me dije que, si estaba bien y como conozco mi cuerpo, iba a ir a tope si no me faltaba el aire». Y en Cuenca quedó claro.
Al mes de sufrir el infarto, le realizaron la primera prueba de esfuerzo y los resultados fueron positivos, el corazón estaba muy bien. «El doctor Berenguel no me prohibía competir y me dijo que fuera entrenando progresivamente». En enero comenzó a coger ritmo despacito, como la canción de Luis Fonsi, y en mayo se puso en serio, siempre a las órdenes de su nuevo preparador, David Rodríguez, porque se había adaptado bien a los entrenamientos.
Hizo otra prueba de esfuerzo en junio y el corazón, perfecto. «¿Alguna distancia o intensidades que no pueda hacer?», preguntó al doctor Berenguel. «Puedes hacer todas las distancias e intensidades. Estás perfecto», le respondió.
Eligió el triatlón Hoces de Cuenca porque, entre otros motivos, en la prueba de bicicleta no puedes ir a rueda, no puede haber pelotones. «Como una contrarreloj, en la que cada uno tiene que ir a lo suyo», ilustra Tomé. Y Pedro volvió a ponerse el dorsal (el 260) después de 14 meses; fue a lo suyo, remontó y ganó con su nuevo equipo, Trifénix Toledo. Volvió a acordarse de tres personas que le faltan en su vida: su padre, Pedro; su hermano Diego y su tío José, «que era como mi padre». Lo hace así desde el Campeonato del Mundo en Hawái, en octubre de 2014, en el que competió.
«Se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo mi entrada en la meta de Cuenca. Volvía a participar en un triatlón que me gusta mucho y compitiendo con amigos... Estoy muy feliz porque todavía seguimos». Pedro, a quien medios especializados consideran una leyenda del triatlón aficionado, ya tiene fijada una meta a largo plazo: regresar al Ironman en Vitoria el próximo julio y, si todo sale bien, volver a Hawái para nadar 3.800 metros, pedalear 180 kilómetros en bici y correr un maratón (42,195 kilómetros). «Es mi motivación para seguir entrenando y superándome cada día». Ya lo dice Mecano en su canción: Hawái es el paraíso, y más para un triatleta.
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