El aviso providencial de un vecino al 091 permite detener 'in fraganti' a ladrones de catalizadores

Una patrulla de la Policía Nacional se acercó al barrio y los dos agentes se fijaron en un turismo Beetle, de la marca Volkswagen, en cuyo interior había cuatro hombres, de 19, 22, 25 y 33 años. Estaban en la calle del Río Fresnedoso y acababan de sustraer el catalizador de un vehículo, la pieza que permite el control y la reducción de los gases nocivos expulsados por el motor. Este automóvil estaba estacionado en una zona de aparcamiento próxima.

El vecino sagaz y los agentes les acaban de chafar el plan: iban a cometer varios robos esa noche. ¿Con qué supuesto fin? El catalizador está construido con metales preciosos –paladio, rodio y platino–, que son extraídos y vendidos en el mercado negro. Además, estos robos causan un importante perjuicio económico a las víctimas, ya que que una pieza nueva puede costar entre 300 y 800 euros según la gama.

La investigación policial sobre los arrestados, detenidos como presuntos autores de hurto y pertenencia a grupo criminal, arrojó un resultado positivo: con varios antecedentes por hechos similares y procedentes de la comunidad de Madrid, los cuatro implicados formaban parte de una banda organizada itinerante que estaba especilizada en el robo de catalizadores. Los agentes creen además que disponen de la infraestructura necesaria para ocultar y exportar las piezas sustraídas, con lo que eluden el control de las autoridades policiales españolas.

No abundan este tipo de robos en la ciudad, explican fuentes policiales, porque requiere una cierta habilidad para usar generalmente una sierra inalámbrica con una cuchilla que corta metales. Para evitar su extracción y que sea vendido en el mercado negro, la Policía Nacional sugiere grabar el número de bastidor o la matrícula en el catalizador; pintarlo para que no pueda ser revendido o instalar una placa protectora cubriéndolo.