El Cerro de los Palos, un asentamiento chabolista atizado por los incendios: el último tiene varios focos

«Es cierto que se producen varios incendios y al Cerro de los Palos hemos subido en varias ocasiones» , asegura a ABC el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Toledo, Juan José Pérez del Pino, quien no especula con el origen de los fuegos. Está a la espera del informe de los bomberos sobre el último, por momentos pavoroso, en el que se detectaron varios focos, lo que hace pensar en que pudo ser intencionado. «Como el incendio del miércoles, yo no he conocido otro igual», afirma el edil.

Los bomberos tienen controlado pero no extinguido el fuego que se declaró en un estercolero sobre las siete de la tarde, aunque la combustión de neumáticos no ocasionó daños personales. Durante la pasada madrugada, una dotación de cuatro efectivos estuvieron refrescando la zona, en la que patrullas de la Policía local y de la Policía Nacional se alternaron en las labores de vigilancia .

Se precisará maquinaria para realizar el movimiento de tierra que es necesario para su completa extinción, según la portavoz del Gobierno local, Noelia de la Cruz. Este jueves no existía el peligro de propagación de las llamas y el sentido del viento era favorable, aunque se sigue recomendando a los vecinos que mantengan las ventanas cerradas por precaución .

«Habrá un informe oficial de los bomberos y, a la vista del mismo, el Ayuntamiento obrará en consecuencia y determinará cuál será el paso siguiente », explica Pérez del Pino. El terreno es del consistorio, pero el poblado chabolista cuenta con el respaldo de la justicia, que considera que las personas que viven en él tienen fijado sus domicilios.

El paraje del Cerro de los Palos saltó a los medios de comunicación nacionales el pasado año, cuando la Policía Nacional desmanteló en septiembre la mayor plantación subterránea de marihuana que había incautado hasta entonces. Contaba con 1.022 plantas cultivadas en un zulo de unos 300 metros cuadrados. No estaba en la zona de las chabolas, sino bajo un olivar de una finca particular al otro lado de la carretera CM-4013 que circunda el poblado.

Un orificio en el terreno, semioculto bajo cartones, palés de madera y cajas, daba paso al escondite, que albergaba un completo y sofisticado laboratorio para el cultivo intensivo de cannabis a cuatro metros de profundidad. Los responsables de la plantación, un clan familiar rumano, obtenían la energía eléctrica para funcionar, a pleno rendimiento, a través de dos conexiones ilegales a la red pública. Fueron detenidos tres hombres y un menor de edad.