Un libro rescata la figura de Pedro Liñán de Riaza como posible coautor del Quijote de Avellaneda
El filólogo e historiador de la literatura José Luis Pérez López presenta este viernes, a las 19.00 horas en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, un libro en el que recopila sus investigaciones sobre este personaje tan ligado a Toledo
Toledo
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Iniciar sesiónDe sobra es conocida por todos la obra de Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la novela más traducida a todos los idiomas de la literatura española. Pero, sin embargo, lo que muchos desconocen es que hubo otro Quijote ... , el de Avellaneda, detrás del cual se escondería la figura de Pedro Liñán de Riaza, un personaje muy ligado a Toledo y que sería su coautor junto con Lope de Vega.
Una figura recuperada por el filólogo e historiador de la literatura José Luis Pérez López en su libro 'Pedro Liñán de Riaza y el Quijote de «Avellaneda», una escritura en colaboración' (Almud Ediciones), que se presenta este viernes, a las 19.00 horas, en el salón de actos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. En él, el autor recopila una serie de artículos que han sido publicados en revistas especializadas de todo el mundo a lo largo de los últimos años.
En su trabajo, Pérez López defiende la hipótesis de que Pedro Liñán de Riaza y Lope de Vega, amigos y compañeros, son los coautores del Quijote de Avellaneda. Tal y como explica a ABC, «Liñán lo empezó a escribir en 1605, pero en 1607 éste falleció y dejó su obra inacabada». Por aquel entonces, señala, se encontraba a caballo entre Torrijos, Toledo y Madrid y, según él mismo aseguró, en una declaración que hizo en 1601 para ser ordenado clérigo presbítero, era natural de la diócesis de Toledo. De hecho, era hijo de un criado o secretario del arzobispo Juan Martínez Silíceo, que murió en 1557.
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Siendo Pedro Liñán de Riaza un niño, relata el investigador, él y sus padres marcharon a Villel, dentro de la diócesis de Sigüenza y hoy perteneciente a la provincia de Guadalajara. Allí comenzaría sus estudios no universitarios, pero después se formó en la Universidad de Salamanca, donde hay constancia de su primera matrícula el 1 de diciembre de 1573.
Durante su estancia en Salamanca, recuerda, es cuando se gestó la iniciativa de traducir al castellano Os Lusiadas, la magna epopeya de Luis de Camoes, «para halagar a los portugueses y complacer los intereses del rey Felipe II», tras la muerte de su homólogo en Portugal en la batalla de Alcazarquivir (1578).
La traducción, publicada en 1580, es atribuida a un joven escritor, estudiante de la universidad de la ciudad, que dice llamarse Benito Caldera y al que todos llamaban Batto, pero, en su opinión, «detrás de ese nombre parece esconderse Pedro Liñán de Riaza, muy dado a los pseudónimos a la hora de publicar sus obras literarias». Justo en ese año es cuando se produjo el primer encuentro en Madrid o en Alcalá de Henares entre éste y Miguel de Cervantes, recién llegado de sus cinco años de cautiverio en Argel, con el que mantuvo una relación cordial que años más tarde tornó en enemistad.
Dos años después, Liñán dejó sus estudios y participó como arcabucero en la Guerra de las Azores contra Francia (1582-1583). De ello da testimonio un poema que escribió como soldado: «¿Qué te hize, vil Fortuna, / en çeñirme aquesta espada / y en dexar la hipochresia / del manteo y la sotana?». Finalizada la contienda, volvió a matricularse en la universidad y retomó sus hábitos clericales de estudiante, años en los cuales comenzó a desarrollar su faceta literaria.
Todos esos hechos se enmarcan dentro del contexto en el que sale a la luz la obra del autor más conocido de la literatura española, con la aparición de la primera parte del Quijote de Miguel de Cervantes en 1605. Se cree que fue en ese año cuando Liñán comenzó a escribir el Quijote de Avellaneda y, tras morir dos años después, fue Lope de Vega el que se encargó de revisarla y enmendarla, pues ya antes habían publicado obras juntos con los pseudónimos de Riselo y Belardo.
De hecho, destacan obras de teatro que, aunque atribuidas a Lope de Vega, serían autoría de Pedro Liñán de Riaza: Comedia de la libertad de Castilla, El conde de Castilla y Las hazañas del Cid y su muerte en la tomada de Valencia.
Sin embargo, no fue hasta 1614, justo entre medias de la publicación de las Novelas ejemplares (1613) y de la segunda parte del Quijote (1615) de Miguel de Cervantes, cuando vio la luz el Quijote de Avellaneda. En esa época y, desde años atrás, tanto Pedro Liñán de Riaza como Lope de Vega mantuvieron numerosas disputas literarias con Cervantes.
Con el título de Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, conocido simplemente como Quijote de Avellaneda, es una novela firmada por «el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la villa de Tordesillas». Fue escrita como una secuela a la primera parte de Don Quijote de la Mancha, novela satírica publicada en enero de 1605 por Miguel de Cervantes Saavedra, quien durante la aparición del Quijote de Avellaneda se encontraba escribiendo una continuación al libro original.
Este hecho aceleró la redacción e impresión en 1615 de la segunda parte canónica y oficial del Quijote, que contiene numerosas alusiones y críticas a la versión de Avellaneda. En ésta, la obra atribuida a Pedro Liñán de Riaza y Lope de Vega es presentada como uno de los principales motivos de la trama, siendo causa directa del nuevo recorrido de los protagonistas. Debido a la muerte de Cervantes apenas cinco meses después de su publicación, se especula con que sin el Quijote de Avellaneda la segunda parte legítima probablemente no habría llegado a terminarse.
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