Mudanza y vuelo

Dice un profesor en un blog sobre literatura que en modo alguno el buen poeta se siente constreñido por el soneto, sino que lo maneja a su gusto, con gran versatilidad y lo adapta a su necesidad, aprovechando las garantías de armonía que la técnica otorga, aunque haga falta, evidentemente, la dosis de genio, de inspiración, duende, sensibilidad, tacto ... Pues bien, te asombra «Mudanza y vuelo»; tanto Alfredo como Antonio han creado una admirable composición de dieciséis sonetos cada uno que lleva títulos comunes y subtítulos a su elección. ¡Qué maravilla de textos! ¡Qué ciertas las palabras del profesor para esta colección! A pesar de ajustarse al título que sugiere el tema desarrollado, ambos creadores mantienen una independencia y singularidad estilísticas que los hace únicos y sorprendentemente complementarios; a los juegos verbales de Alfredo J. Ramos, en ocasiones fracturando el tejido sonetístico o con un toque atormentado y visceral que agita el pensamiento de sus versos, se contraponen el reposo, la melancolía y la reflexión balsámica en los sonetos de Antonio del Camino. Logran que dos miradas diferentes del mundo alcancen, juntas, a nombrar el mundo . Dice Ramos: Si yo pudiera descifrar las claves / de este misterio que es vivir y verlo / con claridad para después saberlo / contar aquí … y conoces a fondo la intensidad de tal pretensión. Dice Del Camino: Escribo y voy a mí, donde me aguardo / a la espera de alguna claridad / que me arranque del reino de la sombra … Y comprendes el deseo para que la palabra construya algo verdadero. Cuadernos de humo ha conseguido que los sonetos palpiten pero porque Alfredo y Antonio señalan el lugar cardinal de la poesía.