El contubernio de May
F. M. D.TOLEDO. En una época en la que ir sin afeitar -«y además con tías buenas»- alertaba al «sheriff del lugar», cuatro jóvenes toledanos, hartos de escuchar: «si no te portas bien te echarás
F. M. D.
TOLEDO. En una época en la que ir sin afeitar -«y además con tías buenas»- alertaba al «sheriff del lugar», cuatro jóvenes toledanos, hartos de escuchar: «si no te portas bien te echarás pronto a perder y arderás en el infierno», eligieron ... su perdición; al final tuvieron razón «y ellos no». Su rollo fue y es el rock, y así lo vienen demostrando desde hace treinta años. Esta es la historia del rock, esta la historia de May, mítica formación toledana que sigue en la brecha, esta vez con un nuevo disco titulado «Contubernio Judeo-Masónico», el quinto trabajo de su carrera, que hoy presentan al público toledano -casi tres generaciones les contemplan- en el Círculo de Arte a las 22.00 (entrada libre).
Los hermanos Fernando del Buey Cabanas, José María Aramendi Cabanas «May» y «Taíto» (fallecido en 1989), fundaron May en 1978, acompañados por Ángel Ramos «Lupo». Fernando del Buey sigue con su melena rizada y su barba, ya salpicada por un tupido cultivo de canas, y Ángel Ramos continúa con el aire de despiste que sólo tienen los instrumentistas geniales. Ambos charlaron con ABC sobre más de treinta años de música.
Chapa Discos
Fernando del Buey, que en la séptima década de su vida lleva la voz cantante encima del escenario y en la entrevista, recuerda los comienzos y su primer éxito, «El Trasvase», publicado en 1980 por Chapa Discos, referente discográfico de los 70 y los 80 en cuya nómina estaban Asfalto, Leño, Topo, Barón Rojo y lo más rockero de la incipiente industria patria. Aquella canción se convirtió en todo un emblema contra el trasvase Tajo-Segura y un alegato ecológico a favor del maltrecho río.
En el 85 pegaron fuerte con «El monstruo de Tacanana», un tema basado en una historia que le contaron a Fernando del Buey unos amigos de Tenerife sobre un personaje de la isla que sufría una deformidad en la cabeza. «A partir de ahí yo me monté mi historia..., pero no sentó nada bien en Tenerife, incluso quemaron nuestro disco», comenta el bajista del grupo.
Posteriormente editaron el explícito «La basca es gilipollas» (1986) y, tras sobreponerse a la muerte de Taíto en 1989 y sobrevivir a la Movida de los 80 manteniendo la llama en locales de jazz, en 1999 editaron el sorprendente «Los tres temores».
Los cimientos de May, grupo de ocio autodidacta, hay que buscarlos en el rock de los setenta (americano y británico, principalmente) y la adaptación que aquello tuvo en territorio nacional a finales de los 70 y principios de los 80. Los temas «están basados en la guitarra, una canción sin un buen solo de guitarra o de cualquier otro instrumento es una mierda», comenta Fernando del Buey, cuyo lenguaje no denota desprecio ni mala educación, sino simplemente su verdad, su manera de ver las cosas y de expresarlas de la forma más clara posible, sin ocultar, eso sí, un poquito de mala leche.
Cream y Hendrix
Para el bajista de May, la revelación tuvo lugar cuando escuchó «Axis: Bold as Love»», de Jimi Hendrix y «Disraeli Gears», de Cream -ambos discos de 1967-, «fue entonces cuando dije «este es el tipo de rollo que a mí me va»». Fue con esos discos con los que José María Aramendi «May«, practicaba y extraía los punteos «sacando la clase que tiene» y conviertiéndose en la piedra angular de un proyecto musical que se ha mantenido vivo durante treinta años.
No obstante, la banda no sólo bebe del rock, en el nuevo disco se aprecian pinceladas de funky, destellos del pop más sesentero o incluso flamenco; «pero es normal, porque mantenernos siempre fijos en unos esquemas nos aburre y preferimos optar por un estilo lo más ecléctico posible»; aun así, y precisamente por eso, el sonido May existe y es único.
Las letras de las canciones también son cien por cien May, sin perder ni un ápice del tono combativo de «El Trasvase», ni la guasa y la sátira de sus postreras composiciones. «Si hubiera nacido en el XVII sería Quevedo... ¡qué buen hombre, cómo se metía con todo el mundo!»; asegura Fernando del Buey, «quizá esté fuera de contexto, pero lo que me pide el cuerpo es protestar», confirma. Temas como «Zapatero», «OT y vete a cagar», «Recorriendo bares» o «El especulador precoz» lo dejan claro.
«De la protesta y la discusión surge la luz», comenta el baterista del grupo, Ángel Ramos, «bueno, la luz o los estacazos, depende de los que intervengan», puntualiza su compañero en la sección rítmica.
Fernando del Buey considera que sus letras deben ser conestatarias «porque existe una corriente cada vez más frecuente de magnificar la tontería, es una técnica para el manejo de generaciones futuras, manipular una chorrada como si fuera el susum corda. Se adocenan los espíritus, no hay crítica, la gente se calla. Si hay una cosa que está mal y al tiempo detienen a la Pantoja y nos dedicamos todo el día a hablar de la Pantoja... ahí ya se fastidia el invento». «Existe una clara tendencia a la horterada», completa Ramos.
Pasajes como: Esa panda de horteras y de memos / que pululan en la televisión / se han cargado con sus rollos modernos / Flamenco, Jazz y Blues y Rock & Roll; o Educa tu oído, aprende a escuchar / y busca un sonido que tenga entidad. / Olvida el sistema que antes te envolvió / practica y exige algo superior dejan de ser una simple rima o una divertida e intrascendente tonadilla para manifestarse en toda su crudeza.
«Contubernio Judeo-Masónico», autoeditado en toda su extensión, cuenta con la colaboración de Diego Rubio, un prestigioso músico de estudio que acompañará hoy a la banda en el concierto del Círculo y que ha logrado extraer lo mejor de May. A partir de aquí, «todavía queda May para rato, este es nuestro penúltimo disco», concluye Lupo.
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