TRÁFICO DE DROGAS
Una investigación en Canarias lleva al mayor laboratorio de cocaína de Europa
Situado en Pontevedra, funcionaba 24 horas al día y era capaz de producir hasta 200 kilos diarios
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Laura Bautista
Las Palmas de Gran Canaria
Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Polícia Judiciária de Portugal y la Dirección Antinarcóticos (DIRAN) de Colombia, han desmantelado el mayor laboratorio clandestino de procesamiento de pasta base de cocaína de Europa con capacidad para producir 200 kilos diarios ... .
La investigación se inició en octubre de 2022 cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal asentada en las Palmas de Gran Canaria. Hay 18 detenidos en Galicia (11), País Vasco (1), Madrid (4), y Las Palmas de Gran Canaria (2), decretando la autoridad judicial el ingreso en prisión de todos ellos popr su vinculación con el macrolaboratorio instalado en la provincia de Pontevedra, que trabajaba a pleno rendimiento las 24 horas del día.
Los «cocineros» se encargaban de transformar la pasta base en clorhidrato de cocaína lista para el consumo, y se han incautado 1.300 kilos de pasta base de cocaína, la mayor incautación hasta la fecha fuera de las zonas de producción, además de151 kilos de clorhidrato de cocaína, y más de 23.000 litros de precursores y otras sustancias químicas.
Asimismo, se han bloqueado 17 propiedades por un valor aproximado de 1,7 millones de euros y 37 productos financieros.
La organización criminal desarticulada tenía un alto nivel de sofisticación y sus miembros, que contaban un con claro reparto de funciones, empleaban fuertes medidas de seguridad tales como el uso de apodos, la utilización de vehículos lanzadera, el uso de disfraces de transportistas o el sometimiento de sus comunicaciones a un estricto protocolo de seguridad.
El laboratorio desmantelado tenía una magnitud sin precedentes en Europa, en un chalet de grandes dimensiones, localizado en un municipio pontevedrés, alejado de otras viviendas y rodeado de una gran parcela. Contaba con avanzados sistemas de extracción de aire y sofisticados equipamientos de refrigeración y calentamiento de sustancias. Todo ello perfectamente compartimentado en varias zonas para poder llevar a cabo el procesado, separación, secado y empaquetado de la cocaína.
Esta operación ha permitido constatar una nueva tendencia en el tráfico de cocaína, en la que la sustancia estupefaciente es exportada sin haber sido sometida al proceso químico. Además, se ha impedido con este operativo que una gran cantidad de droga llegue al mercado, se ha evitado una contaminación ambiental con efectos devastadores, ya que las más de 27 toneladas de productos químicos líquidos y sólidos, una vez utilizadas, habrían sido vertidas a las aguas de un río cercano.
De Las Palmas a Madrid y Pontevedra
La investigación se inició dentro de la investigación de una organización criminal asentada en las Palmas de Gran Canaria, que confirmó un gran número de movimientos entre Las Palmas y la península, concretamente entre Madrid y Pontevedra.
Los agentes averiguaron que la organización disponía de un chalet en la localidad madrileña de Colmenar Viejo que utilizaba para el almacenaje de una gran cantidad de productos químicos y otros útiles. Este fue el primer lugar escogido para dejar «enfriar» los químicos precursores, esto es, almacenar las sustancias durante un tiempo prudencial para detectar si existen vigilancias sobre las mismas y eludir la posible acción policial.
Por otra parte, el entramado recurrió a varias empresas logísticas para transportar los productos químicos simulando tener una actividad legal. De estas gestiones se ocupaba un empresario del País Vasco , el «conseguidor» en la península para los investigados canarios. Uno de estos transportes permitió a los agentes localizar una nave industrial, en una localidad de Pontevedra, utilizada en un primer momento como centro logístico para abastecer el macrolaboratorio y, posteriormente, para «enfriar» los materiales antes de trasladarlos al mismo.
Los colombianos suministraban los medios humanos en forma de «cocineros» o químicos del laboratorio, mientras los mexicanos aportaban los conocimientos técnicos para la correcta extracción de la coca base, que era transportada oculta en máquinas trituradoras de piedra de grandes dimensiones (concretamente en dos cilindros metálicos que forman parte de sus componentes). Además, también eran los encargados de supervisar que la coca base procedente de Colombia fuera convenientemente procesada.
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Por su parte, los españoles se ocupaban del grueso de la operación; es decir, de la gestión del transporte de la sustancia desde el país de origen (Colombia) hasta su recepción en Pontevedra para su correspondiente tratamiento en el laboratorio, de cuya instalación también se encargaban, y la posterior distribución del producto final por todo el territorio nacional.
Los agentes consiguieron ubicar el punto exacto de lo que ha resultado ser el mayor laboratorio de procesamiento de clorhidrato de cocaína desmantelado en Europa hasta la fecha en un chalet de grandes dimensiones, localizado en un municipio pontevedrés, alejado de otras viviendas y rodeado de una gran parcela. Además, pocas semanas después, detectaron la presencia de tres varones de origen sudamericano que habían sido introducidos bajo fuertes medidas de seguridad.
Paralelamente, los investigadores tuvieron conocimiento de que el entramado pretendía importar desde Colombia una máquina de triturar piedra de grandes dimensiones a través del puerto portugués de Leixoes (Oporto). Para ello, recurrieron a un empresario vasco que creó una empresa ad hoc con el objetivo de asegurar la entrada de la sustancia estupefaciente oculta en el interior de dos cilindros mecánicos que componían la trituradora de piedra.
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Se detectaron constantes viajes y reuniones de varios de sus miembros con personas vinculadas al puerto de Leixoes (Oporto) y sus lazos con dos importantes organizaciones criminales internacionales que se habían unido para poder financiar conjuntamente un laboratorio capaz de producir 6.000 kilos de clorhidrato de cocaína en diferentes fases.
Los «señores», la «oficina» y el «notario»
Dentro de las comunicaciones estaban «los señores», los jefes del laboratorio y los encargados de dar instrucciones y órdenes, desde sus lugares de origen, a sus subalternos en España. Eran precisamente estas personas las que habrían desembolsado una cantidad aproximada de dos millones de euros para establecer el laboratorio.
La llamada «oficina» en España se encargaba de realizar entregas de dinero en metálico., con diferentes ubicaciones y personas. Los agentes constataron la llegada a España de dos individuos de origen mexicano cuya misión era desarmar la máquina y recuperar la cocaína base oculta en su interior. A estas personas se referían como «el ingeniero», encargado de extraer la droga para trasladarla al laboratorio; y el «notario», persona de confianza de la organización mexicana que daría fe de todo lo acontecido allí.
Con el avance de la investigación, también se detectó la llegada de seis individuos de origen colombiano, los «cocineros», es decir, los encargados de procesar la droga.
Un gran dispositivo policial en Las Palmas de Gran Canaria, Pontevedra, Madrid y Bilbao pudo localizar al finalizar el proceso de producción la primera partida de droga, que la organización comenzó a preparar para su distribución valiéndose de una furgoneta de reparto de una conocida empresa de mensajería. Simulando la recogida de cuatro bultos, transportaron 100 kilos de cocaína que los agentes incautaron al interceptar dicho vehículo en la entrada de la Comunidad de Madrid.
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