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impertinencias liberales

La pretensión del conocimiento

La sola pretensión de obtener unos beneficios no garantiza su consecución, como bien debería saber ya a estas alturas el presidente

antonio salazar

F. A. Hayek tituló su conferencia de aceptación del Premio Nobel de Economía de 1974 «La pretensión del conocimiento», donde criticaba la intención de muchos economistas de aplicar métodos de las ciencias físicas para el análisis y las previsiones económicas. Volvería a ello en su ... última obra, «La fatal arrogancia». Paulino Rivero desconoce ambos trabajos y es una lástima. Solo así pueden entenderse algunas afirmaciones hechas por el presidente del gobierno regional. Por ejemplo, y tras una reunión con la Fecai —cabildos— y Fecam —ayuntamientos—, Rivero se mostró convencido de la utilidad de una comisión de expertos externos que trabajará en la elaboración de un documento en el que se definirá la reforma de la administración canaria a partir de dos premisas básicas, a saber, que no sobran municipios y que no despedirán trabajadores. Añadió en sus explicaciones que no sabía «cuál va a ser su coste», pero lo que sí sabía «es que va a producir un beneficio, porque la propuesta está encaminada hacia la obtención de ahorro en el coste público», afirmación notable que adolece de un ejercicio de fatal arrogancia. Sin precios, es imposible el cálculo económico y no parece tan evidente como pretende que, sin conocer los costes, puedan establecerse cuáles serán los beneficios. Por otro lado, la sola pretensión de obtener unos beneficios no garantiza su consecución, como bien debería saber ya a estas alturas el presidente.

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