Alicia Mederos: «Josefina de la Torre es un personaje aún por desvelar en toda su plenitud»

-¿Qué espera del seminario que comienza mañana?

-Como comisaria, creo que ese es uno de los platos fuertes de este centenario, por una razón: conseguir que Josefina entrara en el ámbito universitario fue uno de los objetivos que me planteé en el año 1999, cuando empecé a preparar las primeras exposiciones sobre su figura en Madrid. Y este seminario, que cuenta con la aportación de expertos en diversas disciplinas, servirá para confirmar que Josefina de la Torre es ya objeto de estudio desde el entorno académico. Espero que se sienten así las bases para que en el futuro cualquiera pueda conocer a través de estudios rigurosos las particularidades de su poesía o sus contribuciones a las artes, que fueron muchas.

-¿Con qué criterio se seleccionó a los ponentes?

-Desde el principio nos planteamos que este fuera un seminario interdisciplinar y además transversal. Es decir, Josefina no es alguien como Benito Pérez Galdós, sobre quien se puede organizar un encuentro para analizar tres párrafos de una obra... Ella es un personaje todavía por desvelar en toda su plenitud, y eso tiene una ventaja, porque nos permite enfocar su estudio desde diferentes perspectivas, teniendo en cuenta que ella fue una mujer poliédrica, que cultivó todas las artes que se pusieron a su alcance. Ahí es donde cobra importancia su contexto familiar, por ejemplo, que le permitió acceder a una formación privilegiada. No olvidemos que la familia De la Torre Millares fue hasta la primera Guerra Mundial una de las más prósperas del Archipiélago.

-¿Cuál ha sido hasta la fecha el panorama bibliográfico en torno a Josefina?

-Al margen de un par de contribuciones recientes de autores norteamericanos, yo destacaría su aparición en la Biblioteca Básica Canaria con una antología poética que se publicó en 1989. Sus novelas, en cambio, no están en circulación.

-¿Cuándo cree que comenzó esta reinstauración de su figura?

-Yo diría que en 2001, con la exposición en la Residencia de Estudiantes. A partir de ahí se interesaron varios poetas como Manuel Padorno y Antonio Puente, y empezó esta labor de resituar a Josefina de la Torre en la tradición literaria canaria, donde figura a medio a medio camino entre el modernismo y las vanguardias de los años treinta.

-¿Ha tenido Josefina en Canarias el reconocimiento que se merece?

-Creo que sí, y más incluso que a nivel nacional. No hay que olvidar que ha aparecido en antologías de escritores del Archipiélago y se le han rendido una serie de homenajes desde los años cincuenta, el último en 2000, cuando el Gobierno regionales le concedió la Medalla de las Islas y entró como socia de honor en la Academia Canaria de la Lengua.

-¿Dónde encaja esta escritora dentro de la Generación del 27?

-Josefina fue, junto a a Ernestina de Champourcín, la única poetisa de ese grupo. Comparte con sus compañeros de generación un gusto estético, una procedencia cultural semejante y un universo poético común, entre lo popular y lo estetizante, con un cierto gusto por la vanguardia. El mar, sin ir más lejos, es un elemento que también cultivó Alberti. Pero ella tenía sus particularidades, tal y como señalaba su mentor Pedro Salinas, quien la bautizó como la `muchacha-isla´ y calificó su poesía de líquida, oscura y misteriosa: hace apenas seis años, Padorno destacó que Josefina fue una pionera en hacer de la playa un lugar poético. Y espero que los filólogos lleguen más lejos aún en la evaluación de su obra.

-Su multidisciplinariedad, ¿no le trajo problemas con sus contemporáneos?

-Desde luego, pero por lo que me contó antes de su muerte, ella no vivió esa situación como un drama: aunque tuvo una vida intensa, creo que la afrontó con bastante serenidad. Eso sí, tuvo sus encontronazos, y acabó muy desilusionada con su paso por el mundo del cine, por ejemplo: además de como actriz, trabajó de ayudante de dirección y guionista, y tales aportaciones no le fueron siempre reconocidas, ni siquiera retribuidas.

-¿Y desde el punto de vista de los críticos?

-En ese punto hay que resaltar que Josefina no abandonó España tras la Guerra Civil, de modo que el lógico y merecido reconocimiento a los exiliados a partir de los años ochenta le pasó de largo. Ahí tenemos un primer motivo de este cierto ninguneo. Y luego, muchos críticos en este país, si te dedicas a más de una cosa, te excluyen: para los críticos de cine, era escritora, y para los de literatura, actriz...

-Tengo entendido que también cultivó la música.

-Esa es su faceta menos conocida. El musicólogo Lothar Siemens presentará durante el seminario algunas partituras con sus composiciones, pero lo cierto es que no nos han llegado muchas grabaciones suyas.

-¿Cuál será el siguiente paso en esta recuperación de la obra de Josefina de la Torre? ¿Quizá la creación de un centro de estudios?

-¡Ojalá! De momento, la Casa-museo Pérez Galdós contará con una sala permanente dedicada a Josefina. Llevo siete años trabajando en la difusión de su legado, y veo que se va consiguiendo poco a poco que este personaje comience a cobrar dimensión, que suscite curiosidad. Josefina ya aparece mencionada en los libros de texto canarios, y ese es un paso importante. En todo caso, los objetivos de este centenario hay que entenderlos a largo plazo...

-No quieren que durante un tiempo se hable muchísimo y luego venga el olvido...

-¡Ese siempre es el gran temor! Lo terrible es que los centenarios pasan, pero esperamos que con el tiempo Josefina llegue a ser conocida también por el gran público.