Nueve cosas que debes saber de la Conquista de Canarias

Valientes y documentados

Desde 1402 tropas normandas, sevillanas y portuguesas intentaron conquistar la isla de Canaria. No tuvieron resultados por la ferocidad de los isleños. Por eso, los normandos llamaron a la isla Gran Canaria, que es la que da nombre al archipiélago. Los antiguos canarios aguantaron presiones externas con sus artes de lucha. En junio de 1478 llega desde la Península Juan Rejón, deán Bermúdez y obispo Frías. Querían establecer una base para controlar el negocio de metales preciosos con África. Nada de instalarse en las islas. Frías venía con su rango para proteger a los canarios.

Pacto de no agresión

Rejón y su gente llega a lo que hoy es Las Palmas. Entonces, la capital de la isla se encuentra en el otro extremo, en Gáldar. En Telde se encontraba el jefe de la otra zona en la que se dividía Gran Canaria. Allí nadie se pisaba. Pero las cosas se complican y se inicia un cruento periodo por el control total. Termina en 1483. La población canaria se redujo a medida que Rejón atacaba y las tropas de Castilla se renovaban de forma permanente. Los canarios se escondían en las zonas de cumbre. Tenesor Semidán, rey canario, a la vista de los acontecimientos, pide a los suyos llegar a un acuerdo. Los grancanarios no siguieron el rumbo de Bentejuí, patriarca que se suicidó.

Cooperación y pragmatismo

Hay discrepancias. No hubo victoria absoluta. Tampoco rendición total. En Derecho Internacional clásico de aquella época, el Vaticano daba la facultad de Conquista a Castilla porque Canarias no tenía personalidad jurídica propia.

Esa circunstancia la conocía Tenesor Semidán, nacido en 1420. Fue testigo de la anterior presencia de portugueses y de normandos. Cuando observó que la guerra pintaba mal con Castilla, se entrega. No fue apresado en Gáldar comos se jactan los separatistas que lo acusan de traidor. La ciudad estaba controlada por las tropas castellanas antes de su detención. Estaba en el interior de la isla. Desde esa zona, se dirige a Las Palmas capital. Se entrega en lo que viene a ser Bañaderos en la costa norte de Gran Canaria.

Tras ser apresado, las crónicas detallan que fue felicitado por Pedro de Vera por su gallardía, y lo trasladan a la Península. Llega a Córdoba ante los Reyes Católicos y pide ser bautizado para poder negociar. Y solicita llamarse Fernando como Fernando de Aragón y apellidarse Guanarteme, que significa Rey en el idioma de los antiguos canaios. Fernando de Aragón le proporciona ropa de seda como señal de cortesía al tratarse de un alto representante de otro territorio y para hablar con él de igual a igual.

Los Reyes Católicos marcan la agenda

Y surge la química. De ese encuentro en Córdoba, surge el primer tratado internacional entre una monarquía de Renacimiento europea, y cristiana, y una monarquía indígena legitimada ante el Derecho Internacional a través del bautismo. Eso no ocurrió con los reyes Mencey de Tenerife, que fue presentado en Soria tras la Conquista total de las islas. Y tampoco con la posterior Conquista de América.

Los acuerdos con Guanarteme fueron verbales y confirmados con el paso del tiempo por cédulas reales como la firmada «a perpetuidad para siempre jamás» en 1487 en Salamanca sobre áreas francas de impuestos y libertad para los isleños.

Las cédulas reales excluían a las islas el pago de impuestos a sectores como el comercio o ganadería. La fiscalidad se recoge en las tercias reales. Hubo también cédulas en los años 1505, 1515, 1528, 1565, 1617, 1626, 1643, 1664, 1686 y 1708.

La justicia se imparte de forma conjunta

Los indocumentados, en un intento de menoscabar el papel de Fernando Guanarteme, afirman que se vendió por un espacio de suelo en Agaete, Gran Canaria. En realidad, lo que cuentan los papeles oficiales es que los Reyes Católicos cedieron a Guanarteme un espacio de tierra. No podían ceder suelo porque no controlaban la isla.

En Granada, en 1484, quedó claro que Gran Canaria se integraba en Castilla y, por tanto, no era necesario ejecutar control total alguno. Lo que ocurrió fue que el rey de los canarios pidió dominio de su soberanía Guayedra, en Agaete. Felipe Fernández Armesto sostiene que Guayedra se mantuvo al margen de la administración castellana.

Es decir: Guayedra quedó como «término redondo», que en Derecho de la época significa espacio con jurisdicción propia. Esto venía a reconocer la existencia de dos ordenamientos jurídicos en un mismo espacio geográfico. Era una cláusula de escape por si los acuerdos verbales fracasaban.

El poder, en Gran Canaria

Hay documentos de 1481 de los Guayres de Telde de Calatayud; pero no había sido apresado Tenesor Semidán y lo que se pactó en Aragón no sirvió de nada porque la guerra continuó hasta el pacto oficial.

En Córdoba es donde se sella con la palabra el acuerdo la paz entre Castilla y Canaria. El Cabildo de las islas se establece más tarde, en 1528. Son los cabildos los gobiernos de las islas con un techo competencial altísimo. Por ejemplo: Guanarteme consiguió que un indígena de Lanzarote dispusiera del título de alguacil perpetuo. Eso era como darle el título de ministro plenipotenciario.

Nada de impuestos

Tenesor Semidán hizo viajes a la Península en 1483, 1484 y 1486. En 1497 iba a volver para sentarse a hablar con los Reyes Católicos del reparto del poder entre las islas. Pero ese año de 1496 murió en Tenerife, donde no existía mucho interés en acuerdfo alguno con los Reyes Católicos. Pero no les quedó más remedio que someterse a la fuerza porque por el diálogo no fue posible.

Previamente a su muerte, Fernando Guanarteme, se convirtió al cristianismo porque implicaba que se respetaba el modelo de vida de las islas. Los Reyes Católicos cumlieron con la palabra dada y Canarias se incorporaría a Castilla sin impuestos.

El resto de las islas, al golpito

En 1483 Tenesor Semidán admite que la derrota era inevitable. Y eso es lo que intenta evitar. Los Reyes Católicos tenían como prioridad la Conquista de Granada. Tras llegar a un acuerdo, la Conquista del resto de las islas fueron subcontratadas a profesionales. Nunca quiso Castilla la Conquista total de las islas. El control de las islas de Tenerife y La Palma se subcontrata a señores que emplean sus recursos a cambio de poderes e influencia. Desde la Península se intenta que se haga controlando las formas cosa que no siempre se logra por las distancias.

Las formas y el fondo

Reprochan a Fernando Guanarteme que acudió a la Conquista de La Palma y Tenerife a ayudar a los castellanos. Pero no fue así. Sino a persuadirles a que negociasen porque era una locura enfrentarse a Castilla.

La colaboración, posteriormente, de los antiguos canarios con los peninsulares fue total. Y eso ha quedado constatado porque existía diferencias entre las milicias canarias y las provinciales de la Península. A propuesta de las autoridades locales, en las islas era obligatorio para todo ciudadano entre 15 y 60 años con excepción de los religiosos. En la Península había sorteos. En Canarias, todos los isleños eran reclutas. En la Península, era uno por familia. Esto, a juicio de los expertos, pone de relieve que existía una soberanía española donde las autoridades locales, a cambio de no colocar barreras impositivas, financiaban la defensa del archipiélago. De esa forma, la balanza de poderes entre Canarias y la Península quedaba equilibrada.