Okupa una casa en Asturias y los vecinos consiguen expulsarlo tras tapiarla con él dentro: tuvo que pedir ayuda a la Guardia Civil

Según recoge 'La Nueva España', algunos vecinos de la zona indicaron que la casa está cerrada por riesgo de derrumbe, pero el hombre aún así vivía allí. Y el hecho de que se hubiera colado en esa casa deshabitada no era el problema, pero sí los comportamientos conflictivos del okupa.

Los residentes de Cancienes contaban al medio indicado que el hombre era violento, provocando que cada poco tiempo tuviese que acudir la Policía o la Guardia Civil, «pero nunca hacían nada porque decían que no podían actuar». Además, agregan haber pasado miedo con algunas actitudes del okupa: «En una ocasión, amenazó con matar a la señora de al lado. En otra, provocó un incendio que casi nos quema vivos a todos. Estamos mucho más tranquilos sin él».

Por estos motivos, los vecinos de la zona decidieron tomarse la justicia por su mano e intentar hacer algo para echar al ocupante de la vivienda. ¿Cómo? Tapiando la ventana de la vivienda por la que entraba y salía. Algunos indican que colocaron unos barrotes cuando él estaba fuera con el objetivo de que no pudiera volver a entrar, aunque otros aseguran que el hombre estaba dentro cuando la casa fue tapiada.

El citado medio no confirma ninguna de las dos teorías, pero sí que el okupa terminó llamando él mismo a la Guardia Civil para poder salir, alegando que le habían encerrado. Finalmente se necesitó también la ayuda de los bomberos para destapiar la casa.

Vecinos del lugar siguieron indicando que la vivienda tenía otro acceso por el que entrar y salir además del que habían tapiado, pero, siendo esto verdad o no, el okupa se mostró «un poco violento» por la acción vecinal.

Tras recibir la ayuda de los bomberos, el hombre habría salido por la ventana con sus cosas en bolsas de basura y habría emprendido camino a Avilés, según los vecinos. Estos también contaron a 'La Nueva España' que en esa casa antes vivían otras familias, pero que les echaron por riesgo de derrumbe.

Al conseguir echar al ya exvecino no deseado, los residentes recordaron la «falta de interés» de las autoridades por evitar que entren más personas a este inmueble. «¿Por qué tenemos que ser nosotros quienes lo cerremos? ¿No van a hacer nada hasta que algún día pase una desgracia? Es una vergüenza», se quejaba uno de los vecinos.

Ahora dicen que otra persona ha vuelto a entrar a la casa tapiada, pero afirman que no es conflictivo y que su familia vive cerca: «No tiene problemas con nadie y simplemente no tiene dónde ir», cuentan al citado medio.