«Para que pueda haber oposición es imprescindible, como condición previa, que haya Gobierno»

Es parte del discurso de investidura pronunciado por Susana Díaz el 4 de mayo de 2015 ante el Parlamento andaluz. El PSOE había ganado las elecciones andaluzas sin alcanzar mayoría absoluta el 22 de marzo y Díaz iba a fracasar en su primer intento de ser nombrada presidenta. Tuvo que esperar al 11 de junio, ochenta días después de las elecciones, para ser investida presidenta tras alcanzar un acuerdo con Ciudadanos que le garantizaba la mayoría necesaria.

Hoy aquellas palabras hacen más incómodo el silencio de Susana Díaz ante el bloqueo político, debido a la negativa del PSOE a permitir mediante la abstención de sus diputados en segunda convocatoria que la lista más votada pueda forma Gobierno en España. Precisamente lo que Díaz y los socialistas andaluces pedían al PP hace un año.

Por coherencia con sus propias palabras , Susana Díaz solo tendría que repetirlas para dejar claro que no comparte la estrategia marcada por la dirección de Ferraz de insistir en el bloqueo con tanta vehemencia como para no dejar siquiera una puerta abierta a un cambio de opinión de última hora amparado en eso que Susana Díaz llamaba en el mismo discurso el bien «de nuestra tierra».

Susana Díaz hace tiempo que huye de los focos que la quieren situar de antemano en la pelea por la secretaría general del PSOE . Sabe que el calor de esos focos desgasta y prefiere que toda la atención se concentre ahora en Pedro Sánchez. Pero en realidad Susana Díaz fue de las primeras dirigentes socialistas que marcó el camino a seguir tras las elecciones Generales de junio al resaltar que los ciudadanos habían mandado al PSOE a liderar la oposición. «Con 85 diputados no había más destino que la oposición». En eso se intuye que no es partidaria del camino señalado por la dirección del PSOE federal. Díaz, no obstante, a diferencia de otros barones socialistas, evitaba ya entonces pronunciarse sobre si los socialistas deberían abstenerse para facilitar la investidura de Rajoy y se limitaba a instar al líder del PP«a trabajar». «Rajoy se tiene que poner a trabajar, a buscar esos diálogos, esos acuerdos, esos entendimientos. Yo estuve 80 días, después de haber ganado las elecciones en Andalucía, y no paré ni un solo día de recibir a los grupos parlamentarios», comentó entonces.

Una vez que el PPy Ciudadanos iniciaron los contactos para buscar acuerdos y el PSOE se negó a asumir compromisos de negociación , las intervenciones de Díaz sobre el bloqueo político nacional brillan por su ausencia. Sólo cuando el PSOE hizo pertinaz hasta la intransigencia su «no a Rajoy», Susana Díaz está abonada a la frase para no desentonar. Lo hace cuando se ve forzada por la situación, pero evita hacer más valoraciones y comentarios para no poner en evidencia su contradicción.

«Carecería de sentido que no fuéramos capaces de hallar puntos de encuentro entre nosotros», decía a los parlamentarios andaluces ese 4 de mayo. «Sinceramente, no creo que la gente lo entendiera y mucho menos que nos empecináramos en nuestras posiciones hasta el punto de bloquear e impedir el funcionamiento de nuestras instituciones de autogobierno, en un momento en el que la gente no tiene ni un minuto que perder». Dadas las circunstancias, Susana Díaz está perdiendo tiempo en releer capítulos de su discurso de hace un año para romper su incómodo silencio .