Marta Arce: «La vida es adaptación y voluntad»

Al inicio de su intervención, Arce ha explicado de forma contundente, recordando su etapa infantil y adolescente, que « no hay nada más grave que una etiqueta ». Entonces su entorno no era accesible, se sentía fuera de lugar, lo único que encontraba eran dificultades y creía ser una inútil. «La sociedad te coloca en una situación complicada cuando no hay accesibilidad», ha recalcado Arce.

Sin embargo, a través de su experiencia y con mucho esfuerzo, poco a poco, logró que esta situación cambiase. «Con el paso del tiempo conseguí tener motivación e interés en lo que hacía y empecé a confiar en mis habilidades ».

Fue con su afiliación a la Fundación ONCE y al acercarse por primera vez al mundo del yudo cuando su percepción del entorno comenzó a cambiar porque ahí, logró que este comenzase a ser accesible. «El yudo ha significado para mí una filosofía de vida porque te enseña que vas a caer y que tienes que levantarte. La vida es un camino que hay que recorrer para adquirir experiencia y necesitas ser flexible».

Así, entendió que, «aunque las cosas se adapten, esto no significa que sean más fáciles, sino que simplemente son diferentes». Este cambio de mentalidad le hizo confiar en sus capacidades y le sirvió para superarse en su día a día y pensar en todo aquello que había dejado atrás porque hasta entonces no había conseguido adaptarlo. Empezó a estudiar japonés, se fue a vivir a Italia y decidió continuar con el yudo. Se sacó el cinturón negro, siguió entrenando y avanzando, consiguió clasificarse en las distintas competiciones y decidió que estaba preparada para ir a los Juegos Olímpicos.

«El deporte me ha servido para darme cuenta de todas mis posibilidades», ha comentado Arce. Con la plata en Atenas y Pekín pensó en retirarse porque no había conseguido el oro, pero «Atenas me sirvió para comprometerme con mis proyectos y Pekín me dio una perspectiva más profesional como deportista y a conciliar con mi actividad profesional», reflexiona Arce.

Cuando llegó a Londres pudo compaginar maternidad y alto rendimiento y, además, lo logró gracias a que empezó a aplicar mentalidad de equipo. «Mi final de bronce, la disfruté como un oro porque hay que ser consciente de disfrutar de lo que te gusta, de saber que la voluntad es la que te impulsa, la que te sirve para superar todos los obstáculos y, a veces, no nos damos cuenta porque nuestro nivel de motivación no es suficiente. Hay que cambiar lo que no queramos», opina Arce.

En los juegos de Tokio se ha adaptado a otras circunstancias y su experiencia le ha ayudado. «Mi voluntad en estos Juegos ha sido más fuerte y pensé que era importante seguir representando al yudo femenino para que las que vienen tengan referentes en los que verse reflejados», comenta.

«Cuando tienes una discapacidad, hay que b uscar una manera diferente de hacer las cosas, pero siempre tenemos cosas buenas que sacar de nosotros y hay que pensar que es posible cambiar el mundo que nos rodea», opina.

Asimismo cree que, a nivel general, la pandemia nos ha servido de aprendizaje . «Hemos conseguido ser más resilientes y al final, también hemos conseguido adaptarnos»