Luis Fernando López Cotín: «Los andaluces arrastramos el sambenito de la sartén de España»

El delegado en Andalucía de la Agencia Nacional de Meteorología (Aemet) cree que más allá de siete días las previsiones del tiempo pierden mucho valor

Luis Fernando López Cotín R. Doblado

López Cotín guarda con nostalgia un recorte de este periódico donde recogía su nombramiento en 2003 como delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Andalucía. La semana que viene alcanza la jubilación, con la satisfacción de haber trabajado con un buen equipo de profesionales ... del que guarda gratos recuerdos.

¿Ha llovido suficiente desde que llegó hace 19 años?

Hemos tenido períodos de déficit de precipitaciones con sequías importantes. Pero también con lluvias superiores a lo normal. En líneas generales hay periodos más largos sin lluvias y otros más cortos con ellas. Además, cuando llueve lo hace de forma intensa y compensa. En Sevilla hay una media de precipitación de 600 litros por metro cuadrado, que es bastante alta dentro del conjunto de España, no digamos ya con Almería.

¿Esos ciclos son rígidos?

No. Lo que sí tenemos claro es que los períodos donde falta el agua son más largos.

Las técnicas de predicción del tiempo me imagino que habrán cambiado bastante.

Son radicalmente distintas. La ciencia que la sustenta es la misma. Ahora con ordenadores muy potentes podemos computar más datos. En los años 80, cuando yo empecé, había pocos observatorios que nos dieran datos de cómo estaba la atmósfera. No sé si recuerda a Mariano Medina mencionando unos barcos que estaban en el Atlántico, el K, el R... Era la única información de avanzadilla antes de que los frentes llegasen a la Península. Con suerte alcanzábamos una predicción medianamente razonable de 48 horas.

¿Cuál es el número más largo de días que podemos dar para acertar con el tiempo que hará?

Depende del grado de exactitud y concreción que queramos. Para un día y una localidad determinada la previsión razonable son siete días. Para una visión de conjunto y los valores que puedan representar una región el período se amplía. Lloverá dentro de dos semanas, pero no sabemos si será el lunes o el miércoles. Luego hay avances de predicción del orden de un mes. Son tendencias, pero sin dar valores. Por ejemplo: lo más probable es que tengamos un verano caluroso. No podemos decir si julio será más fresco que septiembre. Ahí no podemos dar muchos detalles.

¿Se imagina un futuro donde se puedan prever cómo serán los años hidrológicos?

El gran salto en las predicciones meteorológicas ha sido los satélites y los radares. Nos dan una información superdetallada kilómetro a kilómetro y además en todo el Globo. Sobre hacer una predicción tan amplia hay que tener en cuenta la incertidumbre. Así y con todo no descarto que se puedan hacer con ordenadores cuánticos, pero siempre en términos de probabilidades, no de valores absolutos. Nosotros trabajamos con un abanico de posibilidades que a medida que vamos metiendo datos lejos de abrirse se cierra y al final nos dan, pongamos, dos resultados, nuboso o lluvia, pero con base matemática. Antes se contaba más con la experiencia o con conocimientos, pero ahora son modelos numéricos.

¿Somos los andaluces de verdad conscientes de la falta de agua?

Yo creo que sí. Después de la sequía de la Expo 92 se han hecho muchas obras de infraestructuras en las redes de recuperación del agua. Y ha calado en la población de que es un bien escaso y hay que cuidarlo.

Guerra en Ucrania, falta de cultivos, sequía en Andalucía, ¿tenemos la tormenta perfecta?

Parecía que esta primavera iba a aliviar el déficit de precipitaciones. En marzo llovió la mundial. Pero ya en abril y mayo la sequía es prácticamente absoluta. Esto afecta a la capacidad de regadío. La guerra de Ucrania es una desgracia increíble que creíamos que no iba a ocurrir. Estábamos en los objetivos del milenio de la reducción del hambre y la pobreza y de pronto hemos vuelto a un escenario indeseable.

Si nieva en exceso y viene Filomena, cambio climático. Si hace excesivo calor en la primera semana de junio, lo mismo. ¿No se está abusando del término? ¿O es un comodín que vale para todo?

Sin duda, cambios siempre ha habido. Los estudios sobre cambio climático apuntan a que los fenómenos adversos van a ser más extensos y concentrados, pero no todos se pueden achacar al cambio climático. No hay que pensar en un hecho concreto o determinado sino en el aumento de la frecuencia. Filomena no es asociable al cambio climático hasta que no aparezca durante muchos años un fenómeno parecido.

Pero el clima ha estado cambiando desde que la tierra existe, ¿no?

Absolutamente. Hasta la composición de la atmósfera no ha sido estable. Hablamos de cambios de valores medios por la intervención del hombre. Todo apunta a que el desarrollismo industrial de forma global ha producido un calentamiento que en el futuro puede ser alarmante.

¿No le parece excesivo el color tan oscuro que emplean en los mapas del tiempo de los telediarios? Dan ganas de salir corriendo.

[Risas] Quizás sea una cuestión un poco de estética y del uso que se pueda hacer de la información meteorológica que es bastante aséptica. En ningún caso estos seis días de junio de excesivo calor se batieron récords en Andalucía. Arrastramos el ‘sambenito’ de la sartén de España pero en el Valle del Ebro o en Navarra ha habido valores incluso superiores a los nuestros.

¿Serán más habituales las tormentas de polvo en suspensión, calimas, a partir de ahora?

La última, Gloria, fue inusual. Es preocupante. Quizás en el futuro entren dentro de los fenómenos adversos frecuentes.

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